José María Esteban
No noticias, buenas noticias
Esta dimensión pausada de la actualidad tan enfocada a un solo tema, nos presenta las verdaderas prioridades de la noticia
Jaime I de Inglaterra en 1616 dijo: «No newis is bettir tan evill newis»: Que traducido resulta: Ninguna noticia es mejor que malas noticias. Luego James Howell en 1645, en sus ‘Familiar letters’, recordando dichos de italianos, la hicieron suya con su «nulla nuova buona ... nuova», Que es más literal al título del artículo. Pensemos sobre ello.
Se ha centrado tanto el noticiario común de la pandemia en estas últimas semanas que es difícil comentar y reflexionar sobre otro motivo que no lo sea. Resultaría hasta ridículo, hablar ahora sobre las distancias de los pasos y las mesas en las terrazas, aunque cuando abran no será tan ridículo; o del carril bici si se termina completo o no y como cruzarse; o del final de la ejecución del tranvía de Chiclana a Cádiz; o de cualquier otra cuestión aparcada, imposible de mantener su actualidad, debido al dichoso bicho que no nos suelta.
Esta dimensión pausada de la actualidad tan enfocada a un solo tema, nos presenta las verdaderas prioridades de la noticia . Bien es cierto que los efectos de la infección han debilitado el vivir presente de tal manera, que solo existe atención si hay mejoría o podremos ir dejando la confinación. Cómo han debilitado la presencia y/o la necesidad de tantas personas dedicada a la política y/o a los cargos de asesoramiento, ya presentidos en parte como innecesarios, o tan numerosamente innecesarios. Ahora se dan codazos por liderar las desescaladas.
Ya van saliendo los niños, acompañados y sin pelearse, aunque siempre aprovechando algún desalmado. Estas serán las verdaderas noticias. En breve viviremos un mundo de colas y distanciamientos sociales en sitios que solo recordaran aquellas escenas de selectividad, las compras en países empobrecidos, o simplemente la escasez de algunos productos. Si, las colas serán las noticias, para todo o para casi todo. Ya no entraremos en los establecimientos de relación afable y apretada como antes, el aforo será terriblemente escaso. La nueva normalidad podrá ser las malas conductas de quienes no saben respetar su turno o intentan colarse. Muy propio de esta raza latina.
No puede haber nuevas noticias, pero es necesario que las haya y pronto. El aprendizaje selectivo sobre la preparación de nuestros establecimientos sanitarios y la auténtica valoración de lo público y lo privado en sus justas medidas, debe ser la nueva sabia. La realidad de haber dejado a su suerte a nuestros mayores en sitios de enorme riesgo debiera ser el nunca jamás. Los mejores medios de que nos dotamos en todo tipo de control, desarrollo para la suficiente sociabilidad y convivir mejor unos con otros, mediante las fuerzas del orden y servicios públicos, será una natural conquista.
Una vez que haya pasado este sueño, deberíamos tener buenas noticias sobre, la vacuna, las infraestructuras; las industrias, el turismo, cuya sensible ausencia ahora percibimos por aquí como verdaderas muertes económicas. Sobre entendimientos con las empresas que dan verdadero empleo. En resumen sobre todos los componentes de una sangre que debe circular veloz, otra vez, por las venas de la sociedad, más auténtica, fortalecida y duradera.
Podríamos alegrarnos ahora, que no noticias, sean buenas noticias, pero necesitamos Nuevas Noticias para dar el salto a esas esperanzas que también deben animarnos a conseguir el normal latido.
Esas noticias de volver a la nueva normalidad, por escasas, se hacen perentoriamente imprescindibles, Nunca en tanto tiempo se publicó tanto sobre un solo caso, y aunque es necesario admitir que deba ser así, lo importante será como regresamos, cuanto antes a relacionarnos y percibirnos como seres sociales, respetuosos y productores. No como una especie de apestados solitarios, separados por el virus, sino distanciados o apretados con nosotros mismos, según decidamos. Salud.
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