José María Esteban
Necesidad de vivir
Nos hemos pasado de frenada y nos hemos lanzado en la búsqueda de una libertad y felicidad, para las que aún no estábamos preparados
Si hay algo que nos ha venido como un pendulazo después de la confinación del trimestre marzo-junio han sido unas tremendas ganas de vivir. La vida y las sociedades siempre se caracterizan por vaivenes donde el fiel de la balanza nunca se queda ... en su equilibrio. La ilusión de conseguir lo que se ha perdido, se convierte en un más ansiado y libre paseo por la playa o la multitud.
Tenemos que ir aprendiendo que se nos muestra un nuevo mundo de reglas y comportamientos. Si no los aceptamos, estaremos en el bucle del nunca jamás. Quien repase la historia de la sociedad o de la propia antropología podrá comprobar como el desarrollo del ser humano, ha ido acompañado de drásticas dudas de comportamientos. Estas incertidumbres nos han llevado de unas épocas de control a otras de perseguida libertad. Ahora estamos en una severa transición .
Entendiéndolo, por ejemplo, en materia de arte en este mundo occidental y mediterráneo: a periodos clásicos o neoclásicos se han sucedido ciclos de aspiraciones más o menos recargadas, que van rompiendo ligaduras o cánones y buscan nuevas expresiones en lo espontaneo y más abierto. Nuestros mejores monumentos, un poner, nuestra Catedral Nueva de Cádiz nos ilumina este concepto. Para quien no lo sepa su fachada tiene dos colores. Los Neoclásicos quisieron tapiar lo feo curvo y contracurvo de lo construido desde que el proyecto de Acero nace en 1721, tan Barroco como Santa Maria Inés de Borromini en Roma. Llegaron las órdenes de la capitalina Real Academia de San Fernando que manda a Manuel Machuca y Vargas en 1789 a tapar lo feísimo de lo ejecutado según la norma, que hoy se marca en la parte baja con un color oscuro de piedra de Estepa. La idea de Machuca era hacer un porche columnado por delante de la fachada parcialmente ejecutada, que ocultara los claroscuros acerianos y seguir en un concepto neoclásico más claro y atemperado, como se puede comprobar en lo siguiente por encima, ya con la piedra clara ripia de Málaga. Esos dos colores que se quedaron con nosotros para siempre al no realizarse el porche, nos hablan mucho de la historia de los ritmos mestizos y por lo tanto compartidos y atemperados por el tiempo. Los fanatismos se matizan en las realidades . Ya a nadie le llaman la atención esos dos tonos, porque forman parte de nuestra iconografía gaditana. Se le quiso poner a la S.I.C. una mascarilla para siempre, que nunca se hizo, mostrando ahora el paso inexorable del tiempo y esa cicatriz curada.
Lo mismo sucede con las historias de la vida que suponen cambios cuyas transiciones son muy duras, muy interesantes, como la que estamos pasando. Vivirlas y adivinar su paradero nos sitúa en inquietudes que sufrimos pero que siempre pasan. Por eso no deberíamos perder el norte de nuestras conductas y seguir manteniendo la tierna sensación de que no es posible hacer todo lo que quisiéramos y debemos aplicar técnicas de autocontrol en nuestros comportamientos. A veces lo obligado se convierte en la mejor razón para sobrevivir .
La onda pendular que ha supuesto esta segunda ola del Covid-19, no solo supone mayor respuesta a las mediciones, sino que manifiesta claramente que seguimos pensando que ya todo ha pasado. Las administraciones siguen creyendo que los cambios estructurales se hacen solos y no aplicando continuos presupuestos en la mejor dirección. Se puede apreciar como en cada Comunidad Autónoma se suceden los contagios de diferente forma, pero siempre en aumento . Nos hemos pasado de frenada y nos hemos lanzado en la búsqueda de una libertad y felicidad, para las que aún no estábamos preparados. El porche se hace necesario temporalmente, luego sigue la vida. Habrá que seguir esperando y cautos. La época es dura y será más dura para la economía, pero si todos nos aplicamos atemperando el carácter por respeto propio y ajeno, esto pasará antes.
Mientras a seguir en casa saliendo solo lo prioritario. En lo posible: teleconsumir; teleproducir; asistir en limitados aforos; teletrabajar, porque eso sí que vino antes del virus y ahora se ha manifestado como lo realmente aséptico y maduro. Así que Salud, moderación, distancias, mascarillas y a esperar el inyectable que se está demorando más de la cuenta y que muchos caudales y necesidades de vivir nos está costando.
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