José María Esteban
El liderazgo y la referencia
La misión política es el arte de priorizar y gastarse personalmente en el empeño, incluso en lo imposible
Las conquistas sociales se consiguen soportadas en el esfuerzo de pocas personas que se empeñan en lo mejor por sus empresas. No solo vale la inquietud por lo público o lo privado. Lo que vale son los resultados que se producen después de una dedicación ... aportada durante mucho tiempo y la mirada clara en los objetivos viables. Perseguir aquello en lo que uno cree firmemente, pero con la generosidad de que no se haga solo para uno, facilita mucho la visibilidad de la conquista. Hay quienes dicen que lo mejor del líder es el equipo que lo acompaña. Otros piensan que un líder con carisma y trabajo empeñado, es lo que hace que el equipo siga y se articule alrededor de esos objetivos. Lo que no se debe olvidar es para quiénes, y con quiénes trabajamos, sea en el área de la empresa que se trate. La ciudadanía en lo público, debe identificarse con esos objetivos, sin ellos los caminos se harán más difíciles. Algunos creemos que es una simbiosis de difícil equilibrio y complicada arquitectura, donde unos días está el líder, otros días está el equipo, y otros para quiénes se trabaja. Las más de las veces, el éxito está en la cualidad por la que se delegan las responsabilidades. Debe darse a cada uno un sitio prudente y posible, que motive su trabajo y esfuerzo, ya que no todos somos iguales ni tenemos las mismas fuerzas y responsabilidades.
Cuando se trata de ciudades y su desarrollo, además de un buen equipo liderado por un jefe carismático y de referencia, lo que también ayuda es la empatía que se ponga con muchas otras administraciones e instituciones para poder establecer sinergias, alianzas y acuerdos en las mismas líneas de lo que se quiera conseguir. Las estrategias y consensos son complejos, ya que establecer viabilidades, que siempre están aguantadas por presupuestos de unos y de otros, es la tarea difícil. Pero nada se podría hacer si no se es capaz de demostrar mucha generosidad y confianza, en las que participemos todos aunados y concernidos en los mismos fines.
La misión política es el arte de priorizar y gastarse personalmente en el empeño, incluso en lo imposible. Muchos lo han logrado, claro, con miradas a futuro y no necesariamente viendo el soporte de votos que se consiga o haciéndose funcionario perpetuo en lo público. En lo privado, no es muy diferente, lo que ocurre es que la proveniencia y propiedad de los recursos es otra. Cuando tratamos del erario público la responsabilidad del buen hacer es lo que marca la mejor exigencia. El cumplimiento de las normas, no desoír las voces, valientes e independientes, que para ello se fundaron los controladores públicos: sean secretarios, auditores o contadores, es el soporte del buen funcionamiento y la transparencia de sus logros.
Hay ciudades, donde por más que se haga, no se consiguen resultados claros para atraer una oferta económica sostenida, que permita desarrollar proyectos y aunar esfuerzos para despegar de tanta desidia y desmotivación. Muchos lo fundamentan en la falta de compromiso de los líderes o de la ciudadanía, que no facilitan que el inversor venga. Otros en las luchas partidarias en las que hemos vivido durante muchos años, con el divide y vencerás que nos visualiza como inestables. Otros que somos poco exigentes e imposibilita lo mejor. Otros que estamos dedicados al día a día, sin esfuerzos ni visión de futuro.
Se tiene lo mejor para despegar: los mejores vientos y alas, las mejores velas, los mejores sitios. Llevamos desde que se fueron los franceses sin salir de las barricadas, con el miedo de no estar seguros, desdeñando ir al campo abierto, ya por fin pacífico y luchar para conseguir estar en los primeros puestos. Posiblemente falten líderes y referencias. Mientras seguid cuidándoos mucho. Salud.