Ganar el partido
«Esta pandemia, nos debiera convertir básicamente en seres más racionales, humanos y solidarios, para que esto mengüe en lo dañino»
Este país de nuestras entretelas sigue sin ponerse de acuerdo en los temas más importantes. Nos entretienen las perspectivas cercanas, frente a los grandes paisajes. Pasamos el peor de los periodos después de la guerra civil, y seguimos pensando en pequeñito. Nos preocupa más nuestro ... ridículo cortijo que lo que puede pasar en el monte y que podría hacértelo perder. El fragor de los incendios no ilumina lo sufrido. No es malo que volvamos a releer ideas, para intentar abrir el objetivo.
La pandemia, si algo debe conseguir es que nos agreguemos en lo prioritario, dejando los temas menores de poder, para otras épocas. No sacamos las conclusiones debidas y nos ocurrirá lo de siempre. Seremos más débiles y menos respetados por los que nos rodean, que parecen caminar en lo necesario e imprescindible y sacar fuerzas en lo común y no en lo que nos puede separar.
Los acuerdos para unos nuevos presupuestos, -como ejemplo concreto-, que fundamentalmente deben dirigirse a la regeneración o reconstrucción de este maltrecho país, parecen algo obvio para estar de acuerdo. Pues seguimos igual que antes. El más maltratado de todos los estados de la Unión Europea, antes, durante y ahora mismo, requeriría de una postura que nos dé fuerza y presencia democrática para enfrentar mejor la situación. La superación será durísima en lo económico. Son los densos lodos de la gran tormenta, que debemos limpiar para conseguir evitar, cuanto antes, los atascos del pasado y reciente huracán. No generamos suficientes árboles que eviten tanta erosión. Si el gobierno debe ser suficientemente generoso mirando al futuro, haciendo que el liderazgo aúne posturas, más deben hacer los otros partidos de la oposición para congregar esfuerzos y presentar una auténtica comunión contra este gran tsunami que esta avanzando. No se trata de propiciar cambios electivos. Estos vendrán en su momento y el tiempo que dilatamos en buscar alternativas nos hará perder salud. Mirad a los bancos, como son capaces de aprovechar para unirse.
Este país se ha deshecho desde hace muchos siglos en luchas de hermanos. Cabe recordar la sangría del XIX, donde la decadencia se hizo seña de identidad, entre conservadores y progresistas que llevó al suicidio patrio del XX, con una caída del PIB en un 24.5%. Enorme como la de ahora. Aquellas historias debieran enseñarnos un camino de ayuda mutua, más sencillo de recorrer y seguimos sin aprender. Estoy seguro que el amable día que consigamos entender que dentro de cada programa, hay más propuestas en las que coincidir que no en lo contrario, este país avanzará realmente. Las estrategias para llevarlas a cabo deben decidirlas consensuadamente los que ganan temporalmente, y deben afinar al máximo. Aquí, contrariamente, lo que se impone es un atavismo ancestral de miradas antiguas que suponen memorias que ya debieran estar más que superadas. Buscando, eso sí, la mejor manera de adecuarlas en justicia y rapidez, pero enterrarlas definitivamente. Si no, seguiremos anclados en aquel duro pasado.
Esta pandemia, nos debiera convertir básicamente en seres más racionales, humanos y solidarios, para que esto mengüe en lo dañino. No seguir en el engreimiento de sin mí no hay nada, o ese pelo no me gusta.
Muchos pensadores y escritores de las grandes transiciones: como las generaciones del 1898, 1914, 1927 ó 1950, etc., con grandes nombres y una visión muy europeísta, lucharon por una mejor situación global. Dieron sus ideas y vidas por crear un País mucho más cohesionado y sostenido. Una brillante historia pasada, cuando la tuvimos, pero que ahora nos haga más respetables en este mundo de competencias. Me temo que saldremos de estas tormentas hasta más débiles de lo que el bicho, solo, nos va a dejar, por ridículos egoísmos de propias miopías.
No es cuestión de varios, este equipo es único y hay que ganar juntos el verdadero partido. Salud y por favor cuidaros y cuidad a los demás.