José María Esteban
La estratégica de la paz mundial
Lo que ocurre en Ucrania es la fisura que destapa la fragilidad de un sistema mundial sujeto a condiciones de difícil equilibrio
El mundo camina por derroteros que nadie puede predecir, pero que siempre han tenido las mismas claves. Itinerarios diversos que avanzan en direcciones a veces contradictorias. Sujetos por un lado a los miedos de los que hablamos el pasado miércoles, pero fundamentalmente dirigidos por la ... supervivencia en sus más dilatados y amplios sentidos. Desde que el homínido va descubriendo la posesión del territorio como campo propio de agua, seguridad, caza y recursos, va alimentando, nunca mejor dicho, un sentimiento unívoco entre ese lugar dominado y defendido y que a la vez le dé sustento y vida.
Ese dominio del espacio circundante, cuyos límites nunca se establecen definitivamente, salvo por las consecuencias del devenir en los cambios climáticos, de la especie y sus tecnologías aplicadas al modo de vida, está por tanto ligado a una economía de posesión y subsistencia.
Nunca ese destino ha cambiado. En ese sentido el homo sapiens sapiens, solo ha hecho que anclarse a los sistemas de interdependencias entre tribus para establecer situaciones estratégicas, únicamente para defender su lugar y los bienes que posean. Esa interdependencia hoy se sitúa básicamente en el tapete de juego con una limitada conciencia de la vida a cambio de un poder económico que si será continuo en el espacio y en el tiempo.
Lo que ocurre en Ucrania es la fisura que destapa la fragilidad de un sistema mundial sujeto a condiciones de difícil equilibrio, mientras entendamos este mundo solo como un sistema de economías. La pequeña grieta del volcán de la Palma generó un daño que será duradero y supondrán muchos días de rehabilitación, pero el volcán sigue ahí. Lo mismo pasa con la indefendible invasión de Ucrania, donde la ceguera del poder, sabiendo que sus recursos son la coartada y carta descubierta, obliga a los demás a pensárselo dos veces. Ucrania tiene un potente arsenal económico. Me confirma que la importancia de la vida, está siempre por debajo de una voluntad personal interesada y omnímoda.
No tiene justificación actuar como este personaje ruso, que decide poner justicia en territorios que ya no les pertenecen, por mucho que la política de Volodímir Zelenski, lleve presionando a los territorios prorusos, que también hay que tenerlo en cuenta. Lo importante es entender que nadie se puede erigir en corregidor del mundo y menos con acciones irreversibles. La solución pasa por cambiar estas reglas de juego, que, repito, catastróficamente han sido firmadas por todos y que nos hacen depender de una energética cuerda de presos.
El mundo gira sobre un sistema económico que defiende lo propio y poco la relación con el otro. Europa no tiene más remedio que repensar una intervención que solo pasa por apretar en la interrelación económica con Rusia, de la que nos llega el 60 % del gas y el 35 % del crudo, ni mas ni menos. Manos atadas. Estados Unidos, lejos de Europa, otro contexto porque ellos son los maestros en defensa de la libertad, para montar tinglados iguales o peores. Si algo se aprendió de la última guerra mundial, es que el papel de los tratados de paz lo aguanta todo, pero es un soporte débil, que se deteriora con facilidad y hasta se pierde. Lo que no se pierde es nuestra propia desvergüenza al pensar que unos pocos tanques y misiles, nos permitan hacer lo que queramos. La paz mundial depende de cambiar de una vez para siempre esos difíciles equilibrios económicos. O que crezcamos en mas Repeto por cada uno de nosotros. Si no seguirán las guerras. Cuidaros.
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