Una ciudad bella y completa
La belleza, como decía Le Corbusier, es producto de su clara funcionalidad. Las mejores urbes del mundo son las que resultan del claro equilibrio entre lo que ofrecen y como se disfruta en todas sus dimensiones
Volví a la ciudad del norte con la ilusión del que quiere ver lo nuevo sobre lo que recordaba. Las ciudades son cuerpos vivos que el tiempo va ordenando para sorprender continuamente. Un hábitat querido, por su valor de referencia y que sea a la ... vez parte de tu vida y tu memoria, es lo más importante. También lo son sus servicios a los ciudadanos, sean perennes o eventuales, que van adaptándose continuamente a las circunstancias del continuo vivir y sus exigencias.
Después de casi dos décadas, encontrar de nuevo a la ciudad del norte, ha supuesto para mí un disfrute enorme. No solo por haberla encontrado mayor, más grande y mucho más vivible y disfrutable. Para explicar los conceptos urbanísticos y sus vivencias, es necesario desplazarse a los sitios y abrir la mente sin prejuicios, para ver las mejores diferencias. La ciudad del norte estaba no solo más bella y reconocible en sus símbolos, calles, plazas y muchos nuevos espacios de recreación, sino en su cultura urbana. Podríamos decir que, siendo la misma, se ha superado haciéndose más deliciosa, disfrutable, útil, eficaz, sensible y actualizada.
Los arquitectos, que, por supuesto no somos los únicos hacedores de las ciudades, debemos ser capaces de discernir sobre la evolución de una urbe a futuro y como consiguen superar los retos para una mejor habitabilidad. Por supuesto, hace cuatro lustros, las exigencias eran diferentes, el número de usuarios mucho menor y los desarrollos urbanísticos y ciudadanos de menor cualificación. La ciudad del siglo XXI debe ser no solo más defensora de su hábitat elegido, sino que debe aportar lo óptimo a través de sus principales usuarios. Debe mantenerse en las mejores condiciones, como hemos dicho, de estética, utilidad y eficiencia.
Comparar sitios no es cuestión de simular y superponer conceptos de una ciudad sobre otra. Puede producir miles de decepciones y una lucha por lo imposible. Cada ciudad pertenece a una historia y a un continuo quehacer de sus moradores, para ir construyéndola más bella y completa. Pongo estos términos en ese orden, porque la belleza, como decía Le Corbusier, es producto de su clara funcionalidad. Las mejores urbes del mundo son las que resultan del claro equilibrio entre lo que ofrecen y como se disfruta en todas sus dimensiones. Basándose en su orden y materialidad, hacen que lo propio, también se puede hacer partícipe al que viene de fuera. Son una delicada y ágil movilidad; sus estándares de habitabilidad y acordes de su Patrimonio, cada vez más afinados; un perfecto encaje entre lo verde y lo que sea de piedra. Pero fundamentalmente encontrase feliz en ellas. Las personas somos muy diferentes en cada sitio o procedencia, pero no por ello dejamos de sentir lo mismo, compartiendo los bellos espacios y una forma de utilizar la ciudad, cómoda, sensible, bien mantenida y satisfactoria.
Cuando estaba en la ciudad del norte, una de las ciudades más bonitas y que mejor funcionan en el mundo, me acordaba mucho de mi Cádiz y las ciudades de este entorno. El planeta nos ha obsequiado aquí, con uno de los mejores enclaves para vivir. La Bahía de Cádiz, sin menospreciar ningún otro lugar, es básicamente una joya donde existir. Lo que encontré en Copenhague, que deseaba para nuestras ciudades como Cádiz, eran los mejores trazos de obsequiado presente. Después de veinte años, la capital de Dinamarca es un modelo a seguir en sus conquistas, aunque sin dejar de ser nosotros aquí mismos. Cuidaos y viajad para conocer realmente lo que hay que copiar. Ah, y feliz día a Pedros y Pablos.