José María Esteban
Un Carnaval por las calles
Admito que soy de los escasos gaditanos que habitualmente se queda en Cádiz para disfrutar de sus mejores fiestas
Admito que soy de los escasos gaditanos que habitualmente se queda en Cádiz para disfrutar de sus mejores fiestas. Medio Cádiz se va y medio Cádiz lo forman agrupaciones oficiales y callejeras, Somos de los pocos de Cai Cai , que siguen ... escuchando y divirtiéndose con las cada vez más difíciles muestras de ingenio en letras y tipos. El turismo crece, porque no hay mejor atracción liberal.
Cádiz se trasviste en esta época, utilizado la transgresión como el arma de evasión pacífica más imponente que un pueblo pueda expresar y sentir. Algunos creemos que esta rica libertad de expresión, tan reconocida, aunque solo cantada, se da aquí ante la impotencia de seguir consiguiendo las mejoras reales. Surge de una necesidad anual para situarse en la crítica salvaje, pero irónica; dura, pero divertida; desahogada en insultos, pero hasta respetuosa en la forma de decir, y todo con mucho Arte. Un compendio de saber hacer, que como bien dice Padilla en la exposición de Pepe Baena, aunque nadie sabe de carnavales, todos lo saben sentir y mucho más disfrutar.
En estos últimos tiempos que discurren, y hago una larga cambiada, la utilización de la metáfora, la paradoja, hasta la sinécdoque y la metonimia, conceptos de deconstrucción carnavalesca, se utilizan también en las calles de la ciudad a la hora de resolver sus casas en forma caricaturesca. Una vueltecita por Santa María, Populo y San Juan nos lo denuncia. Las últimas actuaciones en la arquitectura de las edificaciones residenciales de estos barrios, en sus sustituciones y rehabilitaciones, se están llenando de propuestas singulares.
Si, digo singulares, porque todas han usado un nuevo tipo, vistiéndose de forma tópica pero no típica. Es una pena, porque es un estándar repetitivo y soso. Vean las últimas actuaciones llevadas a cabo, normalmente por arquitectos que no suelen ser autóctonos, por lo tanto no disfrutan del encanto de sentir el espíritu de nuestros antiguos barrios. Solucionan sus arquitecturas como si el PGOU obligara a hacerlas todas iguales. En el tipo es donde hay que exprimir la mollera para expresar la mejor creatividad. No digo que haya que repetir balcones, cierros, impostas, cornisas y recercados iguales que las de los siglos XVIII o XX. Lo digo porque nuestras calles se van vistiendo de parodias con murallones y lisas fachadas de monocapa, cuyo compendio y catálogo, no la sitúan en ningún carácter gaditano. Se podrían hacer igual aquí que en Singapur. No sé quién ha obligado a huir de nuestros ritmos, horizontales y verticales, colores, entornos visuales, donde mejor salvaguardar el aspecto común y ambiental del caserío. Nuestros barrios más antiguos, suaves por su homogeneidad, demandan adecuar sus recientes vestimentas, sin tener que hacerlo obligatoriamente con el ‘estilo comisión’. Es como vestirse de mascara veneciana, aquí no pega ni con cola.
¿Se los han dado al mismo diseñador, que repite los tipos con muy poca fantasía, ingenio, y gracia en su elaboración? La rehabilitación pública es lo que tiene, pierde el concepto de lo adecuado frente a lo funcional. Tampoco han estado muy finas las Comisiones de Patrimonio en sus controles, al dejar pasar estos simples y claros despropósitos, como si de un concurso de ‘no carnaval’ se tratase. Peligrosamente se van haciendo estos aspavientos, en otros sitios como en la calle Torre nº 15. Un irracional virus de falso trasvestimiento puede arrasar con el mejor sentir visual de Cádiz. Salud.
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