José María Esteban
Cambio climático y ciudades
El mundo está en cambio continuo y va avisando poco a poco al ser humano de su fragilidad, para que aprenda, emigre y se acople
Mucho se decide sobre las causas y los efectos del cambio climático. Ahora toca asumirlos en Roma con el G20, y en Glasgow con la COP 26 y los 17 ODS de la agenda 2030. Sus finos cálculos y controles nos vuelven locos para reducir ... el calor terráqueo y sus indeseables efectos. A pesar de sus indicaciones, apenas se hace caso de ellos. Debemos pagar multas por las emisiones, ya que ni el mar ni los bosques, son capaces de asumirlas. Queda claro que el dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y los fluorados son muy dañinos. Producidos por el animal más depredador de la tierra, deben controlarse y penalizarse. Pero la realidad es otra.
Las ciudades se fueron edificando en el tiempo sobre sitios donde el hombre encontraba agua, comida y seguridad, por este orden. La historia del ser humano se articula alrededor de estos tres irreemplazables elementos para su supervivencia. A veces el agua se traía desde lejos, como el ejemplo de Cádiz, que trasladaba el AQUA DUCTA desde Algar por acueductos y sifones romanos de 75 kilómetros. de largo. El conocimiento evolutivo de la caza, la pesca, la siembra y del calor aplicado las sostuvo. La seguridad marcó evidentemente sus emplazamientos.
Desde el ‘Homo Gautengensis’ hace casi 2,5 millones de años, al actual ‘Homo Sapiens Sapiens’ de hace unos 160.000 años, los paleontólogos las sitúan en sitios estables y seguros. Entonces comienza la civilización de las ciudades. Para 2050, el 72% de la población vivirá en ellas. Jericó parece ser la ciudad más antigua del mundo, en la actual Palestina, su historia de hace 9.000 u 11.000 años, casi cuando terminó la última glaciación, debiera ser recordada por algunas etnias. Luego, según los historiadores, llegaron Angkor; Palenque; Tombuctú; Petra; Machu Pichu, etc. Fatehpur Sikri fue una ciudad que edificó en 1585 con un coste enorme el emperador mogol Akbar, abuelo de Sha Jahan el del Taj Mahal. Se abandonó recién terminada, porque su río se secó por efecto climático. Hecha especialmente para las mujeres, mejor tratadas entonces en un imperio islámico. Independientemente de sus edades y enclaves previos, todas las urbes se ubican donde lograban sustento acuático, manduca, y en muchas ocasiones guiadas por los impulsos religiosos. Sitios habitados y desalojados continuamente, no solo por errores del hombre, sino por la acción de Madre Natura y su estrella: el Sol.
Nos preparamos para un ciclo largo y evidente de calor. Posiblemente no tan inmediatamente catastrófico como nos hacen ver. Nuestras ciudades y sus urbanismos sufrirán grandes cambios, sobretodo las costeras. No solo por 1,5 grados de aumento, con la subida del nivel de mar, que también, sino por lo que el planeta en continua evolución orogénica, supone en los sistemas mareales, tormentas, inundaciones o sunamis sobrevenidos. El mundo está en cambio continuo y va avisando poco a poco al ser humano de su fragilidad, para que aprenda, emigre y se acople. Se ha tratado siempre básicamente, de un problema de adaptación.
Preparémonos, con nuestra racionalidad, conocimientos y experiencias, a colocarnos en sitios donde los riesgos sean menores. Aunque en este planeta, surgen en cualquier momento. Somos en parte, seres ajenos a la Tierra. La rotura del tubo volcánico de Todoque de La Palma, infinito vomitador de roja y plástica lava, nos dice lo obvio e imparable donde no era aconsejable ubicarse. El cambio climático es inexorable y debemos reducir sus causas con mayor rapidez, prevención y conciencia. Cuidaos que las pandemias, como otros efectos, también vienen a quedarse. Salud.
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