José María Esteban
La buena literatura
Escribir, como decía maravillosamente Juan Bonilla en la inauguración de la Feria del Libro de Cádiz, es sembrar, para que tenga su merecida cosecha al leerse
Formamos parte de una liga de autores que intentan juntar bien las letras. Algunos con más emoción que sabiduría. Escribir, como decía maravillosamente Juan Bonilla en la inauguración de la Feria del Libro de Cádiz, es sembrar, para que tenga su merecida cosecha al leerse. ... La lectura es una red que todos lanzamos con más o menos ilusión personal y el deseo de concitar las voluntades más propensas.
Saco hoy a pasear algunas de estas reflexiones para haceros saber, mis queridos recolectores, cuán difícil es, en nuestro amplio, maravilloso, complejo y consiguientemente exitoso idioma, el arte de poner bien negro sobre blanco. La buena literatura nos emociona y engancha en un cielo de sano disfrute. Nos hace vibrar sensibles con el armonioso y elegido orden de las palabras. Algunos, dotados con dicho talento, nos lo ofrecen en sus renglones y nos regocijan con su exquisito gusto y saber. La Feria del Libro de Cádiz está en Candelaria esta semana. Cuantos recuerdos de muchos años, donde el cargo obligaba a su montaje. También en Jerez y Algeciras. Ellas, entre otras, con la voluntad de difundir y enganchar la buena o sencilla lectura. Inquietudes en forma de deseos incontenibles, para que ni las lluvias ni los avatares de intereses varios las debilitaran. El esfuerzo final valía la pena, siempre fue premiado.
Leer, como también decía Bonilla, es un rito donde cada uno es dueño de despertarse a sí mismo en cada trozo de la historia que comparte. Esa ceremonia íntima es la aventura, Discreta y solitaria, forma parte de un culto del que siempre se sale complacido. Leer nos hace mucho más felices, libres e inteligentes. La literatura, sobre todo la buena literatura, posee una capacidad de atracción a través de la vendimia personal, que hará de nosotros mejores personas después de cada cosecha lectora. Los que torpemente, nos dedicamos a trasladar pensamientos e inquietudes, sembramos reitero, ideas y sensaciones que bien o mal dichas tratan de compartir intimidades propias con todos. También, como muy ilusionantemente decía el jerezano que referenciamos, disfrazarse es como desnudarse. Es uno de los modos de expresión corporal que esta tierra mantiene desde hace siglos. Un giro literario de enorme sentido. Leer también es como una nueva vestidura que uno acumula con elegancia, discernimiento y sobretodo disfrute, que solo se queda para confianzas íntimas. Hago aquí homenaje a los buenos literatos, sean Juan, Juan Antonio, Cristóbal, Diego, José María, José Ramón… etc., etc. No solo porque se hayan visto o se vean agraciados con reconocimientos, sean vivos o muertos, sino también a los que en el anonimato del tiempo sembraron, pero no tuvieron esa lluvia favorable que los colocara en su lugar. Todos llevamos un pequeño y discreto escritor dentro, igual que todos somos un poco pintores o un poco arquitectos en nuestras expresiones y fantasías. Todos intentamos buscar la manera de ser nosotros mostrándonos a los demás tal como somos, con el riesgo de exponer nuestra propia desnudez.
Mi llamada aquí para que leáis cuanto más, mejor. Disfrutad, no solo de los referentes, sino de los clásicos, de los menos clásicos, de los de las generaciones de antes, durante y después de las guerras. Todos tuvieron muchos sueños que compartir. Uno con el don de la expresión y otros con el deseo y talante de seducirnos con esa parte de sí mismos. Al fin y al cabo, son invitaciones a la compartir esa tierna alcoba de cada día.
Salud y cuidaros. Seguimos surfeando en olas de difíciles crestas, que, hijas de nuestra madre el mar, suelen no agotarse nunca. Esto sigue. Sed felices, pero con una mascarilla cercana, acompañada siempre de un buen libro.