José María Esteban - Opinión
Australia, 15 veces España
Casi diez millones de hectáreas han ardido, y siguen ardiendo, más del doble de Andalucia, que tiene 4,3 millones de ellas
Incendio en Australia.
Aquellos paisajes de distancias inabarcables, con una vegetación casi de mínima subsistencia para sus moradores, eran sobrecogedores. Verlos desde el avión y pasearlos, ni demasiado planos ni demasiado escarpados, te mostraba la pobreza de casi 200 especies de eucaliptos y una fauna muy especial que ... sabe morarlos y abastecerse en lo mínimo. Los marsupiales inventaron la bolsa porque su nomadismo les llevaba a recorrer grandes distancias en busca de agua y comida, por los frecuentes peligros que hoy se muestran atroces. Un continente de 7.692 kilómetros cuadrados, 15 veces el nuestro, con la mitad de habitantes y un enorme desierto central de carreteras inacabables que lo cruzan por dunas de rojizas y estériles arenas en su mayor parte, restos de aquellos fuegos. Solo la joya del Uluru, emergiendo en su punto medio como un tosco rubí, que dicen del habitar de pocos, pero auténticos aborígenes Anangu, que asimilaron el territorio con mayor sostenibilidad que ahora.
En las costas la densa urbanización humana. Un rosario de ciudades desde que Inglaterra deportara presos a su colonia más lejana, para que no regresaran nunca. Una nación envidiable, cuyo nivel de vida es el mejor del planeta. Hoy se cuestionan esas conquistas, por los tremendos acontecimientos de las salvajes quemazones que no paran. Australia, tan lejos, con ciudades de enorme encanto y valor urbano como Sidney, Melbourne, Camberra, Brisbane, Perth... Uno cuando las visita, siente una sana y enorme envidia ver que están diseñadas con una fantástica calidad de vida, que solo ves allí. Sus ciudadanos, afables, cultos y magníficos anfitriones, contrastan esa sintonía comparados con otros habitantes de este planeta que también hablan inglés.
¿Será el cambio climático? ¿O será la recurrente forma de expresarse estos secos terrenos, con millones de árboles y su gran capacidad de adaptación al fuego, como los eucaliptos? Australia se ha quemado por estas circunstancias muchas veces, como los pinares de España, de igual resistencia. Es la forma de defenderse de sus cercanos pobladores. Aunque aún les quedan maravillosos y periféricos bosques. Islas supervivientes cercanas a las urbes, controladas por un turismo de calidad, que parecen más alertas al devastador demonio inmaterial de cálidos colores.
Casi diez millones de hectáreas han ardido, y siguen ardiendo, más del doble de Andalucia, que tiene 4,3 millones de ellas. Una preocupación que debemos heredar en la prevención con el aumento de temperaturas que superaran cualquier plan de emergencia que establezcamos. Hay que cambiar la mentalidad del desconcertado poblamiento y sus límites y saber respetar lo que nos dice el territorio. California, Canarias, nosotros mismos... Con el triple de incendios que el año anterior nos anuncian el gran cambio. Debe nacer una cultura de prevención y ocupación del territorio, con un duro ordenamiento urbanístico que respete realmente una naturaleza que se manifiesta desafiante en sus propios términos, a veces incontrolables. Y esto habrá que hacerlo antes que todos ardamos o nos tengamos que tomar las copitas mirando al muro y no al mar, de lo cual hablaremos después. Salud.
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