Tribuna
Cromwell, Pemán y la Memoria Histórica
La historia es una; su interpretación diversa
![Cromwel](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2022/01/28/v/cromwell-U401427569087iTF--1248x698@abc-Home.jpg)
Oliver Cromwell fue el líder de la rebelión contra el Rey Carlos I de Inglaterra, rebelión que dio lugar a la segunda guerra civil británica en 1642 y a la muerte en ejecución pública del monarca.
En 1661 Cromwell fue exhumado de la abadía de ... Westminster y se le sometió al ritual de la ejecución póstuma. Su cuerpo fue colgado de unas cadenas en Tyburn durante un tiempo mientras que su cabeza decapitada fue exhibida en lo alto de un poste clavado a la entrada de la abadía de Westminster hasta 1685. Hoy hay una estatua en Westminster, enfrente de las casas del Parlamento, que nos recuerda y homenajea al primer regicida.
Por otra parte, en el corazón de Londres, en Trafalgar Square, se sitúa la estatua ecuestre del Rey Carlos I de Inglaterra. Majestuoso se alza sobre su caballo el rey al que ajusticiaron bajo el pretexto de ser un tirano.
Cromwell y Carlos I fueron personajes históricos ingleses absolutamente antagónicos, tanto que uno acabó con la vida del otro y el sucesor de éste ajustició, dando muerte, al primero.
Ambos tienen sus respectivas estatuas en lugares preeminentes de Londres. Ambos contribuyeron, cada uno a su manera, a que Inglaterra sea lo que hoy en día es. El mantenimiento de ambos en la memoria de los ingleses contribuye a que los ciudadanos ingleses sean conscientes de su historia y que cada cual saque sus propias conclusiones. Inglaterra no necesita de Ley de Memoria Histórica.
En España, por el contrario, hemos decidido dotarnos de unas Leyes de Memoria Histórica cuyo objeto es, entre otros, adoctrinarnos sobre qué y como recordar nuestra historia. Se trata de leyes emanadas de nuestros Parlamentos y a ellas hay que estar. El problema se agrava cuando se retuerce la Ley por nuestros políticos de izquierdas y se erigen en una especie de «Ministerio de la Verdad», al más puro estilo de George Orwell en '1984'.
Estos “Ministerios de la Verdad” obvian el articulado de la Ley, ya de por si es bastante creativa con la Historia, y yendo mucho más lejos intentan hacernos olvidar a todo aquél que no tuviera pensamiento republicano o de izquierdas en los años de nuestra triste guerra civil. Los alineados con la derecha no tienen derecho a existir.
Este es el caso de Pemán. Escritor calificado de oceánico por lo vasto de su producción y recordado por todos en España por la calidad indiscutible de sus artículos y por una poesía sencillamente brillante. También recordado por coadyuvar a la reinstauración de la monarquía, palanca necesaria en la transición para lograr el mayor periodo de convivencia pacífica de la era moderna de España.
Siendo esto así, el «Ministerio de la Verdad» de Cádiz ha decidido que Pemán era un ser horrible y que por ello hay que quitarle distinciones como la de hijo predilecto de la Ciudad de Cádiz y suprimir placas que recordaban el hecho de su nacimiento y su cualidad de poeta.
Para lograr una atmósfera que ayude a la consecución de este objetivo han puesto a trabajar a denuesto a un escritor inglés, de profunda ideología de izquierdas, que por su falta de objetividad queda descalificado como historiador. Este individuo retuerce los hechos, elimina el contexto y espolvorea juicios de valor radicales en su última publicación, logrando un resultado realmente bochornoso para cualquier lector con un mínimo de criterio.
La historia es una y su interpretación es diversa, pero la interpretación manifiestamente sesgada bajo un giro ideológico extremo la puede degradar a historieta. Lo único que es tranquilizador es que la marcada inclinación política de este autor, que más que inclinación es genuflexión, es sobradamente conocida y eso ayuda a valorar adecuadamente su obra.
Lo peculiar del caso es que esto lo haga un escritor inglés, que por cierto se está haciendo de oro a costa de nuestra guerra civil, pues es precisamente en su país donde nos han dado un gran ejemplo de convivencia con el pasado.
Las estatuas de Cromwell y Charles I son un gran ejemplo de madurez democrática.