OPINIÓN
Un tipo íntegro
Has hecho bien, José María. Deja que Ciudadanos descanse en Paz
Ésta semana se ha consumado lo inevitable: una persona honesta, formada, cabal y capaz ha dejado la política. Concretamente, se ha dado de baja del partido en el que militaba con entusiasmo y en el que se empeñaba en aportar su granito de arena para ... devolverlo a su perdido origen. Y hoy le dedico esta modesta columna por lo paradigmático del caso, ejemplo claro de lo que se ha convertido la política y de la razón de que cada vez sea más raro encontrar personas con valores dentro de los partidos.
Conocí a José María Ucha durante la campaña que nos enfrentó para encabezar la lista electoral provincial de Ciudadanos para las elecciones generales de Abril de 2018. Profesor de Matemáticas en la Universidad de Sevilla. Padre de cinco hijos. Ferviente creyente. Gran conversador y lector. Persona cultivadísima. Tolerante, comprensivo, empático.
Dotado de una mano izquierda inmensa y una mano derecha con la que cierras un trato con más valor que cien documentos. Y un brillo ilusionado en sus ojos confiados, que reflejan una gran bonhomía y una honradez intachable en sus planteamientos. Un tipo a quien le dejarías las llaves de tu casa convencido de que, a tu regreso, la encontrarás mejor de cómo la dejaste. En definitiva, alguien de fiar.
En aquella cuestionada campaña -en la que se denunciaron supuestos pucherazos por toda España: recuerden a Igea y su denuncia en la Fiscalía- José María quedó en el tercer puesto. El primero lo obtuvo la candidata «oficialista» del partido: una jerezana no afiliada, que entró como fichaje independiente -de la mano del Clan de la Manzanilla - para encabezar la lista provincial al parlamento andaluz en las elecciones de Diciembre de 2018 y que, sin apenas ocupar su escaño, es lanzada para encabezar la lista al Parlamento Nacional.
Una persona cuyo curriculum académico o profesional es desconocido, como desconocidas son sus dotes oratorias, sus criterios políticos personales o los intereses de quien la aúpa. Lo que no resultó ignoto fueron los apoyos que recibió el último día de aquella contienda doméstica: súbitamente, durante la Jornada de Reflexión, todos los cargos orgánicos y políticos del partido en la provincia se lanzaron a publicar fotos y mensajes en las redes sociales pidiendo el voto de los afiliados para ella. Una jugada desesperada que les salió bien: no podían permitirse que alguien como José María viniera a desmantelar el chiringuito.
A José María lo castigaron por haber cometido la osadía de presentarse sin invitación y por tener criterio e ideas propias . No le incluyeron en la lista electoral. Tampoco le invitaron a participar en las elecciones municipales de su amada Sanlúcar ni se acordaron de él para ninguno de los nombramientos de delegaciones, direcciones generales o gerencias públicas que se repartieron los naranjitos y populares tras el triunfo autonómico. Y si en este punto se cuestionan sobre los méritos que podría tener éste hombre frente a quienes sí fueron nombrados, puedo escribir sus referencias -de todos ellos- en un par de párrafos. Me quedaría una columna muy ridícula.
José María ha tratado de resistir. Tenaz, persistente y leal con su partido -a pesar de todo-, ha pretendido presentarse como compromisario a la Asamblea de Marzo, en la que esa peña en la que se ha convertido Ciudadanos se juega su presente. Y no ha podido más. Lo han aburrido con maniobras, oscurantismo y mangoneo . Lógico: ahora hay menos alpiste para tanto pájaro.
Has hecho bien, José María. Deja que Ciudadanos descanse en Paz.