José Colón

Rigurosos

Suelo insistir bastante cuando me ensarto en una discusión con un amigo que sostenga un criterio dispar, siempre y cuando me fundamente ese criterio. Porque no todo vale

José Colón

«Cien millones de los fondos europeos se destinarán para reformar sedes sindicales». Así publicaba el ABC, el pasado 24 de noviembre, la enésima orinada que disfruta el gobierno desde el falcón sobre la clase trabajadora de este país. La de verdad: la que se ... desloma para sufragar la vida de esta escombrera parasitaria que no tenemos narices de barrer a pesar de que están arruinando nuestra vida a golpe de «igualdad», «sostenibilidad», «ajustes presupuestarios» y «anti-fascismo» mientras los sinvergüenzas de siempre continúan con su orgía.

Como muchos indignados, hice eco de la noticia compartiéndola en redes sociales y, al poco de hacerlo, recibí un comentario de un reconocido votante socialista (sí: aún quedan quienes no sienten atisbo de pudor al reconocerlo) que expresaba su indignación «para el caso de que fuera verdad». Es decir, cuestionaba la veracidad de la noticia por la identidad del medio que la publicaba.

En una primera instancia iba a reprocharle a paradoja que suponía el hecho de que un medio de comunicación que viene informando desde 1903, decano de la prensa española, fuera cuestionado por un persistente votante sostenedor del partido que jamás pactaría con quienes asesinaron a Germán González López, Enrique Casas, Vicente Gajate, Fernando Múgica, Tomás y Valiente, Fernando Buesa, Juan María Júaregui, Ernest Lluch, Joseba Pagazaurtundua o Isaías Carrasco. El mismo partido que protagonizó -y fue condenado- por los asuntos Filesa, fondos reservados, GAL, ERE´s y alguna decena más de asuntos enturbiados por la cocaína, las putas y la desvergüenza. Pero antes de hacerlo, me cercioré.

Efectivamente, la noticia fue replicada por otros medios digitales, emisoras de radio como Onda Cero y en muchos tweets publicados por distintos representantes públicos (de quienes representan a aquellos que no aplauden las heces ideológicas de un gobierno embustero, se entiende). Pero -en absoluto sorprendente- no encontré ningún tratamiento de la información en El País, Cadena Ser o ninguno de los elementos formadores del Ministerio de la Verdad. Ni siquiera dándole las cuarenta vueltas que en su día le dieron a los pantalones de los terroristas «suicidas» del 11-M.

Por ello, lejos de reprenderle o de señalarle que no ponga nunca en solfa las noticias que ajustician sin juicio a cualquiera de la acera de enfrente, le animé a contrastar lo publicado e indagara en el Diario de Sesiones del Congreso o en el propio BOE, ya que tan indignante y vergonzoso le parecía el dato «si fuera verdad».

Aún no me ha respondido. Imagino que lo está indagando para responderme con cierta propiedad. No dudo que lo haga. Suelo insistir bastante cuando me ensarto en una discusión con un amigo que sostenga un criterio dispar, siempre y cuando me fundamente ese criterio. Porque no todo vale, como en aquel caso -que en su día les comenté- en que un tipo que se puso a doctrinar en redes sociales sobre la sentencia del caso de ‘La Manada’… ¡al día siguiente de su publicación! Evidentemente, le trasladé mi sorpresa y admiración (son 133 páginas y el buen hombre carece de formación jurídica) y, ante mi extrañeza (es una persona que reconoce con alborozo que no le gusta leer), expuso que no le hacía falta hacerlo, porque tiene al lado a una jurista maravillosa que le traslada «la Verdad».

Ha acertado usted. No solo les vota, sino que, luciendo carnet y contando allá donde va la historia de su abuela y el pobre abuelo fusilado, disfruta de un puesto de responsabilidad destinado a un profesional que haya superado unas pruebas de acceso que no han existido para él.

Así que, mejor no lean. Solo les servirá para seguir siendo plebe.

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