TRIBUNA

El repaso

«En España ya no nos cabe duda que gobierna el Nuevo Frente Popular. Y han aprovechado la guerra mundial contra el virus para hacer algún experimento revolucionario local»

JOSÉ COLON

Cuando, hace hoy justo un año, el director de La Voz de Cádiz me brindó la oportunidad de dirigirme a ustedes fuera de mi día, de forma extraordinaria, saludé al Nuevo Año haciendo un modesto recordatorio de cuanto sucedió -en España y en el Mundo- ... en los años 20 de los dos siglos anteriores.

Sublevaciones, revoluciones, surgimiento de movimientos políticos que harían temblar los cimientos del mundo … Y partir de esas efemérides trataba de contrastar los sucesos históricos acaecidos con lo que se iba cerniendo sobre nuestro porvenir inmediato en la inauguración de esta década, según mi particular prisma. Releyendo aquel artículo, en el que les presentaba un escenario funesto (que luego quise arreglar con una proclama optimista), no puedo dejar de sonreír con amargura ante la ignorancia de lo que se nos venía encima.

Hoy, 2 de Enero de 2021, el mundo es bien distinto. Trump ya no está. Al presidente de la Primera Potencia del Mundo lo ha barrido un sistema electoral que causa sonrojo en Somalia. El Brexit ha dejado entrever a las primeras dificultades que causará más problemas allí dentro que fuera. Y la guerra comercial con China ya no le preocupa a nadie, porque en la primera batalla nos han fundido. Y mientras nosotros tratamos de esquivar al francotirador, compramos mascarillas con el signo del dragón y empleamos los recursos -cada vez más escasos- en protegernos de pangolines imaginarios, los vencedores de aquella contienda celebran fiestas multitudinarias, se acrecienta su economía y continúan adueñándose de la industria mundial. Sin que uno solo de esos mil millones de ciudadanos se haya pinchado. La Fiesta del Triunfo.

En España ya no nos cabe duda que gobierna el Nuevo Frente Popular. Y han aprovechado la guerra mundial contra el virus para hacer algún experimento revolucionario local. Demuestran así veneración por su bagaje y afán histórico por el método. Erre que erre…

Dicho experimento ha consistido en medir el grado de ductilidad de la sociedad española. Durante este año se nos ha querido hacer creer que hemos dado muestra de estoicismo, civismo, responsabilidad y serenidad. De unidad ante la adversidad. Con loas a nuestra capacidad de sacrificio y remontada. Pero la verdad es que se nos ha amordazado. Y ante la mordaza hemos mostrado nuestra indefensión, nuestra docilidad y nuestras infinitas tragaderas. Frente a quienes nos llaman «compatriotas» mientras depositan nuestro futuro en manos de quienes hace tan solo diez años nos asesinaban valientemente por la espalda.

Hemos soportado que se nos mienta, semana tras semana, desde el mes de Marzo. Y hemos sabido cuales han sido los embustes. Lejos de excusarse o mostrar algún decoro, se nos han reído en la cara, mientras sembraban el pánico en nuestras casas. Y no ha pasado nada.

Hemos soportado el alejamiento de nuestros seres queridos. A los enfermos se les ha dejado morir en soledad en medio de un hospital de campaña sin biombos y los familiares ni siquiera han podido enterrar a sus muertos, mientras «ellos» -los que dictaban las normas- se han acomodado en suites hospitalarias de lujo, con visitas diarias de sus cortesanos. Y no ha pasado nada.

Hemos soportado que se nos encarcele en nuestra propia casa, que se nos recorten libertades y se nos bombardee con criminalizaciones si no seguimos las normas, mientras quienes dictaban esas órdenes acudían a banquetes palaciegos, mandaban arreglar las cortinas de la residencia de verano y rellenaban el mueble bar del avión oficial con whiskey difícil de encontrar en el club del gourmet. Y no ha pasado nada.

Han aprovechado el Estado de Alarma para introducir reformas legislativas e institucionales que ninguna relación tienen con la salvaguarda de la salud. Todas ellas han servido para reforzar el poder del gobierno. Y no ha pasado nada.

Se ha entregado ese gobierno de la Nación a quienes nacieron con la voluntad de destrozarla; y lo dicen sin pudor en el estrado parlamentario. A quienes tienen sus carteras manchadas de sangre de valientes que protegían a cobardes que no han hecho nada por protegerles. Se les permite día tras día que se nos humille, se nos veje y se nos menosprecie. Y no pasa nada.

Se ha llamado maltratadores y violadores a nuestros hermanos, padres e hijos, por el hecho de ser hombres. Y se nos ha dicho que somos más peligrosos que ningún virus. Y no ha pasado nada.

Se nos ha arruinado y se nos exprime sin piedad, mientras «ellos» perciben las dietas sin desplazamiento, incrementan la nómina de asesores secretos -cuyo número nunca será suficiente- para cubrir la incompetencia, ignorancia e inutilidad de quienes los nombran. Y no pasa nada.

Se ataca sin piedad a nuestras creencias, se atenta contra nuestra libertad educativa y se nos impone un modelo de vida que «ellos» se permiten rechazar porque tienen dinero para procurarles a sus hijos «otras vías2. Nuestro dinero. Y no pasa nada.

Han hecho del españolito el prototipo de ciudadano dócil. En el año de la Distopía, hemos sufrido un gobierno orwelliano sin que haya existido ningún conato serio de rebeldía. Ninguno. Porque la jaleada opinión de una docena de militares retirados no puede ser tomada de forma ajena a una broma. Nadie puede otorgar crédito a un grupo de opinadores bravucones que, durante su vida activa, lampaban silentes por cualquier lisonja en forma de medalla y su ansiada pensión.

En el pasado año de reinado de la videollamada, todos nos hemos retratado. Un Pueblo manso. Un gobierno embustero. Un Rey ausente.

Quizás sea hora de cambiar la decoración de la casa. Pero para eso necesitaremos taladro.

Y, como en mi primer artículo del 2020, repetiré las palabras del General Primo de Rivera en su discurso a la Nación en 1923: «No venimos a llorar lástimas y vergüenzas, sino a ponerles pronto y radical remedio, para lo que requerimos el concurso de todos los buenos ciudadanos».

Y de honor y bondad, algo nos quedará. Insisto. ¡Feliz Año Nuevo!

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