Opinión
Profundamente
«El martes pasado asistimos a una muestra de inmoralidad sin precedentes»

El martes pasado asistimos a una muestra de inmoralidad sin precedentes. Y, por mucho que el personaje se empeñe en demostrarnos semana tras semana que su impudicia y su deshonor carecen de límite, muchos aún no podíamos creer que hubiera sido capaz de ... vomitar aquella indecencia.
Buscamos en la web. Visitamos las páginas de periódicos y emisoras de radio para contrastar lo que habíamos leído en los primeros tuits y comprobar que no era cierto , que se trataba de un bulo. Debía serlo. Tenía que serlo.
Pero no lo fue . Todos los medios confirmaron que se trataba de una noticia real. Lo que dijo, como lo dijo y dónde lo hizo. Todo fue tal cual se iba denunciando, compartiendo y denunciando en redes sociales. El asombro y la incredulidad mutaron a estupor, primero; luego a indignación ; y en no pocos ambientes ha dado lugar a un preocupante sentimiento de asco.
El individuo ha protagonizado una carrera fulgurante . En tan solo dos años ha cambiado el disfraz de hombre honrado y comprometido con un ideal a mostrar una capacidad de dilatación más propia de una episiotomía con tal de mantenerse en un puesto que hubiera sido inalcanzable para un personaje tan infame, si no fuera porque sus predecesores dejaron el sillón manchado de estiércol.
Ese aneurisma moral le ha llevado a pactar con quien le quitaba el sueño ; llegar a acuerdos con quien calificó como marginales; traicionar a propios y mentir a todos. Ha recortado libertades escudándose en una desgracia bíblica, gestionada de manera criminal. Ha usado y abusado de los recursos mientras los sustentadores del sistema enfermaban, perdían sus empleos o limitaban los usos y costumbres familiares en espera de tiempos peores. Hemos actuado como hormigas mientras contemplábamos al personaje actuar como una cigarra, borracha de poder, riéndose del invierno.
Y, con todo, no podíamos creer que semejante escombro fuera capaz de protagonizar un episodio tan repugnante.
Han sido más de mil familias destrozadas . Cincuenta años de horror en los que se intentó instaurar el Terror por una banda de deshechos sociales ante la complicidad de una sociedad enferma, deshumanizada, ignorante y podrida de odio. Cincuenta años en los que no hemos podido defendernos porque nos acomplejaba nuestro pasado y teníamos que sonreír al señorito europeo mientras le servíamos el café. Cincuenta años. Muchos niños. Muchas mujeres. Muchos servidores públicos. Y este tipo ha venido a orinarse en la sangre derramada de todos esos inocentes. Y en la de Miguel Ángel… Y todo por un asqueroso presupuesto.
Se mostró compungido, doblando la cerviz ante el amigo del verdugo. Profundo era su lamento . Y yo solo puedo desear que más profundo sea el agujero que tenga reservado la Historia para quien hasta antesdeayer era un sujeto inefable. Eran tantas las faltas que, hasta ese momento, las opiniones se dividían entre quienes lo tachaban de embustero, aquellos otros que lo calificaban de traidor o los pocos y corteses que preferían contenerse llamándolo ególatra. El abanico de acreedores es tan amplio que no han faltado quienes lo han denominado farsante, ruín e -incluso- despreciable.
Pero el indigno personaje ha vuelto a superarse. Desde el pasado martes ha logrado que exista un gran consenso en torno a su persona: es un miserable.