OPINIÓN

Ya no existe...

Hay ocasiones en las que se constata que, conforme ya hacía sospechar el envoltorio, el interior efectivamente está podrido

Hay ocasiones en las que se constata que, conforme ya hacía sospechar el envoltorio, el interior efectivamente está podrido. Ángela Aguilera, diputada en el Parlamento de Andalucía por el grupo que se pone Morado (o tira P’alante, o anticapitalizan algo, o como quieran ahora ... engañar a la gente para continuar su abnegada labor en pos del currante), protagonizó la semana pasada una de las escenas más vergonzantes de las muchas que nutren el abanico que puede desplegar quien vive de la cosa pública. Al ser preguntada por un periodista sobre su opinión respecto a los homenajes a presos de ETA, la prócer contestó, literalmente, lo siguiente: «cada cual es libre de expresarse y hacer lo oportuno y, si quieren hacer un homenaje, que lo hagan. Estamos en democracia y hay libertad, hay paz, y por tanto me parece que es una expresión democrática. Nada más».

Lo cierto es que el eructo podría haberse quedado en mera anécdota, propia de la ralea, y no hubiera tenido -quizás- tanta repercusión si no fuera porque a continuación se mostrara la negra y hedionda pezuña de un sectarismo que roza la vileza. Sucedió cuando el periodista, hábil, aprovechó aquella respuesta para cuestionarle si profería entonces el mismo respeto hacia las manifestaciones neo-nazis contra el colectivo LGTB en Madrid de hace un par de semanas.

Y aquí la defensora radical de la democracia enderezó la mueca, dio un respingo como si viera peligrar el sombrajo de algún chiringuito y expuso lo siguiente: «Cuando usted habla de una manifestación llevada a cabo por quienes viven para que otros no tengan libertad, no me parece democrático». En ese punto, el periodista acotó: «como ETA»; a lo que la interfecta replicó que «ETA, en este momento, no existe».

Al parecer, en la perturbada mente de quien así procesa, los actos de encumbramiento y arropo que los salvajes del Norte dedican a unas ratas asesinas de niños están legitimados por el manto de la libertad de expresión por el simple dato de que los herederos de la Bestia disfracen sus siglas y hayan cambiado el tiro por la espalda por tachaduras en los presupuestos.

La señora en cuestión es diputada por la Provincia de Cádiz y natural de San Roque. Habría que preguntar qué piensan de estas declaraciones los familiares de los gaditanos doctor Suar Muro, Ascensión García, de los guardiaciviles Mariano Román, José Gómez Martiñán, Antonio Ramos, Antonio Mateos, Antonio Ramírez y de la novia de este último, Hortensia. Esta chica era de San Roque y los animales que segaron su vida le privaron de disfrutar de las políticas inclusivas, asertivas y empoderativas que esta tipa y su grupo llevan a gala como remedio contra el fascismo.

Recientemente he leído el impresionante relato del proceso a Adolf Eichman (’Eichman en Jerusalem’), escrito por la filósofa y activista Hannah Harendt a partir del juicio que en 1961 se llevó a cabo contra Adolf Eichmann, teniente coronel de la SS y considerado el artífice principal del Holocausto. Dicho asesino fue raptado por el Mossad en Argentina, donde se escondía, en 1961, gracias a la Ley N° 5710, de 1950 de Israel, sobre castigo a los nazis y sus colaboradores.

Texto legal que amparaba la caza y captura de todos cuantos hubieran participado de uno u otro modo en la más salvaje carnicería de la Historia y contribuyeran a su blanqueamiento. Se celebró un juicio y se dictó una condena, que llevó a Eichman a la horca.

Aquí no tenemos esa determinación -de castigo inmisericorde a quienes actuaron de forma inhumana-. Aquí tenemos chusma -y también algún que otro político- que se permite legitimar a quienes en cualquier sociedad saneada estarían escondidos en madrigueras. Y nos quedamos quietos.

Hay tantas cosas que deberían dejar de existir…

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