José Colón - OPINIÓN
Madrileños
Un gobierno responsable -y decente- hubiera decretado medidas excepcionales hace 15 días, no dos
Pocos nos hemos sustraído a despotricar por mor de los «colonos» que han aprovechado el anuncio de estado de alarma para invadir «nuestras» terrazas, «nuestros» parques y «nuestras» playas. Quien más y quien menos ha exclamado su indignación invocando principios de responsabilidad e incluso exigiendo ... medidas punitivas contra los altivos insolidarios que han comenzado a esparcir sus miasmas por «nuestras» privilegiadas tierras en lugar de tragárselas en sus casas.
Yo, confieso, he sido uno de ellos. Y pido sinceras disculpas aprovechando el magnífico altavoz que me brinda La Voz de Cádiz para ello. El confinamiento acarrea muchas bondades. Entre ellas, la reflexión. Y con ella, la rectificación.
El lunes pasado, tras el éxtasis feminista del 8-M -auspiciado y alentado por el gobierno en un ejercicio de irresponsabilidad criminal, del que tendrán que responder una vez que pase éste trance-, se dieron las primeras advertencias serias a la ciudadanía para que evitáramos lugares públicos y contactos sociales, comenzaron a circular los rumores sobre las posibles suspensiones escolares y aprendimos a guardar medidas de precaución que antes eran objeto de burla.
Y comenzó la histeria: colas en supermercados, estanterías arrasadas, productos agotados, llamadas a la responsabilidad por parte de responsables sanitarios para evitar el colapso… Y todo ello sin declaración institucional de alarma o estado excepcional. Y eso en Cádiz, que hasta el pasado jueves contaba con una estadística -en principio- poco preocupante: no llegábamos a los 10 afectados en toda la provincia. Y donde no se había dado a nadie instrucción laboral distinta a su obligación de fichar como cada día.
Pues ahora les conmino a realizar un ejercicio de empatía: pongámonos en la piel de un padre de familia que vive en una ciudad de 4 millones de habitantes, a quien su jefe le ha ordenado que teletrabaje, a cuyos hijos les han cerrado el colegio y quien observa atónito cómo se multiplican salvajemente los contagios y las muertes, su ciudad aparece en los medios de comunicación como principal foco de la enfermedad en España y comienzan a producirse graves altercados entre ciudadanos en supermercados por el estado de ansiedad creciente, a la par que se va cerrando TODO. Y, de repente, aparece el viernes un irresponsable disfrazado de presidente del gobierno, balbuceante, compungido, «anunciando» un estado de alarma nacional dejando «para mañana» la concreción de ese estado…
Y ahora respóndame: si se tratara de usted; y dispusiera de otra vivienda, en otra localidad más tranquila y más segura para sus hijos, donde paga su IBI y la tasa de basuras como cualquier otro vecino y -esta es la clave- donde su llegada siempre ha sido festejada e incluso bendecida por los amables lugareños… ¿de verdad no hubiera usted metido a su familia en su coche y tomado el camino para refugiarse allí? ¿De verdad?
Un gobierno responsable -y decente- hubiera decretado medidas excepcionales hace 15 días, no dos. Y lo hubiera hecho con concreción y firmeza. Y no habría ocultado datos ni mentido sobre la entidad del problema y la gravedad de la situación que se nos viene encima. Si así hubiera sucedido, estoy convencido que la mayoría de esos «irresponsables» hubiera actuado con mayor consciencia.
Lo peor de todo es el escalofrío que produce contemplar cómo exigimos solidaridad cuando -a la primera de cambio- olvidamos que ese principio es de ida y vuelta. Mañana podemos ser nosotros los tachados.