Inocentes
Si quieren hacer una campaña exitosa de comunicación favorable a la vacunación, no deberían comenzar en los geriátricos
![José Colón: Inocentes](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2020/12/28/v/vacuna-inocente-kCbF--1248x698@abc.jpg)
Siempre me han fascinado esos tipos que llegan a formar parte de las jerarquías empresariales internacionales. No me refiero a los sobrinos de Donald Trump, nombrados vicepresidentes sin ton ni son como si de un gobierno embustero cualquiera se tratase; ni a los hijos del ... jeque de Petrolistán, dedicados a derrochar el dinero que heredaron de los dinosaurios mientras hacen lo contrario que predican sus almuecines. No. De quienes vengo a hablar son esos altísimos ejecutivos, tan bien representados por Hollywood, que son fichados por los niños de papá para que gestionen sus cuentas de resultado.
Abogados, economistas, científicos, ingenieros informáticos… reclutados por su demostrada capacidad, en muchos casos tras años de servicio exitoso en corporaciones públicas. Gente verdaderamente preparada, de cuyo consejo depende que el presidente de Apple -por poner un ejemplo- adopte una decisión acertada o no. Y que de ese acierto dependa igualmente que el ejecutivo mantenga su nómina de seis ceros o sea fulminantemente despedido sin intermediación de ningún utilísimo letrado conciliador de ninguna consejería de empleo.
Este tipo de gente fue la que asesoró -siguiendo con el ejemplo- a los dueños de las distintas compañías telefónicas mundiales para que no acudieran al Mobile World Congress que se iba a celebrar en Barcelona en el mes de Febrero de este, aún maldito bicho viviente, año 2020.
Siguiendo aquella estela, también se suspendieron congresos farmacéuticos, ferias industriales y turísticas, así como de tecnología, construcción, de mobiliario, presentaciones de alta costura, eventos deportivos de alta competición… Todos ellos de nivel internacional, durante los meses de enero y febrero e inicios del de marzo. Por consejo -acertadísimo, como vimos después- de profesionales que saber distinguir la palabra diligencia de su antónimo.
Mientras, en España, políticos que llegaron a ministros por una carambola que en Alemania les hubiera conducido a una bedelía, grises funcionarios acostumbrados a fallar sin consecuencia ni penalización y voceros que han hecho de la mentira su ‘modus vivendi’, dijeron que no era para tanto. Que solo habría cuatro o cinco casos aislados. Que no era necesario tanto alarmismo.
Y es que no lo sabían, claro. ¿Cómo iban a imaginarlo? Como tampoco podían haber previsto que la apertura veraniega nos pudiera hacer recaer y como también resultaba imposible prever que, mientras el resto de países cerraba sus fronteras a los británicos hace un par de semanas, pudiera afectarnos a nosotros la nueva cepa. Al fin y al cabo, solo entraban 230 vuelos diarios desde la Gran Bretaña. ¿Cómo iban a imaginar los hombres invisibles que asesoran a nuestro dignísimo presidente que pudiera entrar en Madrid algún infectado de la Pérfida Albión?
Y ahora esta caterva de inútiles, incapaces de obtener ya un mínimo de credibilidad y sabedores de su futilidad, se dedican a amenazar veladamente a quienes se muestran reacios a vacunarse, anunciando listados de rebeldes y códigos identificativos que veden la participación del librepensador en eventos deportivos, espectáculos públicos y demás circos. Es la única campaña en la que pueden tener éxito: la del miedo.
Ha circulado en multitud de historietas revoloteadas por twitter y demás redes sociales, lo que resta frescura y originalidad a este copiador. Pero el mensaje no pierde potencia: si quieren hacer una campaña exitosa de comunicación favorable a la vacunación, no deberían comenzar en los geriátricos. Deberían ponérsela ellos y, tanto con un resultado u otro, harían -quizás por única vez en su vida- un servicio público inigualable.