Inconscientes
Lo verdaderamente importante es el tan cacareado y poco respetado «interés más digno de protección»
Para quien no lo sepa, les confesaré que soy abogado. Y el Derecho de Familia ocupa un lugar no menor en mi carrera.
Viene lo anterior a colación -en el estado de alarma en el que nos encontramos- para hablarles con cierto conocimiento ... sobre la preocupación que existe en relación al cumplimiento del régimen de visitas y estancias de los menores con los padres divorciados.
Pónganse en situación: usted está divorciado . Tiene hijos en común con su pareja -que por circunstancias del destino ahora es, en el mejor de los casos, una perfecta desconocida- y, desde el mismo día siguiente a la declaración del estado de alarma, no hace más que recibir noticias desalentadoras. Disfruta usted de una custodia monoparental o compartida, con niños a su guarda o en la perspectiva de tenerla en los próximos días. Y su abogado le dice que los juzgados están paralizados, los actos suspendidos, los puntos de encuentro cerrados. Y se ha decretado una suerte de confinamiento domiciliario de los menores para protegerlos, evidentemente. Y tienes usted dudas cuya resolución se antoja complicada. Porque, lo crea o no, es la primera vez que su abogado se enfrenta a una situación como ésta. Y, prepárese, lo mismo le ocurre al resto de ciento cincuenta mil letrados por España. Pero aún queda lo peor: ni un solo juez de familia ejerciente se ha encontrado en una circunstancia similar. Así que su abogado solo puede darle un consejo cimentado en la prudencia, la experiencia y el raciocinio. Pero no depende solo de usted. Hay “otra” (u “otro”) que va a pensar lo diametralmente opuesto. Porque sí.
Quien esto escribe ha aconsejado a sus clientes que velen por la salud de sus hijos y extremen las precauciones debidas . Y que si se ha decretado el confinamiento de los menores no se ha hecho para que los niños vayan y vengan como una maleta, sin cabeza (nunca mejor dicho). Es decir: que si los niños están en su casa (en la que toque), que allí se queden hasta que ésto pase. Y si quien se encuentra en la desesperación de no tenerlos consigo no puede mantener una relación normal y sana con el otro progenitor, que lo intente por el bien de sus hijos. Porque lo verdaderamente importante es el tan cacareado y poco respetado “interés más digno de protección”.
De nada han servido los consejos. Tal ha sido la avalancha de problemas suscitados que han forzado tomas de postura de asociaciones profesionales y juntas locales de jueces. Cada una en un sentido u otro.
Así que, a pesar de la suspensión de clases, la cuarentena domiciliaria y las desesperadas llamadas del personal sanitario para que nos quedemos en casa, vemos cada día como la irresponsabilidad, el egoísmo y la insana mentalidad de algunos progenitores traen como consecuencia la deambulación de los hijos y su exposición al contagio.
Conozco casos aborrecibles, como el de un padre que viene de una zona peligrosa y no sabía si se podría haber contagiado o no. Tendría que ocuparse de sus hijos este fin de semana, pero le comenta a la madre que quizás fuera mejor que los niños permanecieran con ella, por si acaso. Conozco a ese hombre y puedo asegurarles que nada hay en el mundo más importante para él que sus hijos. La respuesta de la madre fue negativa: “ hay que cumplir con lo reglamentario ” le dijo (¡vaya asesoramiento recibiría!). Y, ¿saben para qué quería la madre que se “cumpliera el reglamento”? Para irse de fin de semana con su pareja y los hijos de éste, residentes en Madrid.
Ayer domingo mi cliente devolvió a los niños a su madre. Me ha llamado hoy: no se encontraba bien. Pero su preocupación era otra: el mayor le ha llamado preocupado porque su madre tosía mucho. Lo reglamentario.