Embusteros
La mentira no es punible. Lo que debería serlo es la irresponsabilidad de darle crédito a quien utiliza el embuste como modo de supervivencia
En esta semana hemos recibido varias noticias desalentadoras. Todas ellas relacionadas con el desarrollo de nuestra ciudad .
La primera de ellas devino en forma de titular vacilante: «De nuevo en el aire el nuevo hospital para Cádiz». Resulta que ahora, vencido ... y desalojado el poderío socialista de las Cinco Llagas, el nuevo gobierno de Moreno Bonilla se encuentra en estado de recapacitación y sensatez; y sus cabezas pensantes están reconsiderando la idoneidad de gastar millones en aquel proyecto que en su día abanderaron los populares, culpando a los socialistas de la paralización del mismo y de la pésima gestión demostrada en su frustrado impulso.
Podemos estar de acuerdo en que donde antes -en campaña electoral- primaba la oportunidad y la ilusión, hoy -en el gobierno- debe regir la consciencia y el rigor. Como podemos discutir, aplicando la lógica, si las necesidades hospitalarias de Cádiz están cubiertas -o no- por el Puerta del Mar y San Carlos, además del concertado San Rafael. Sobre todo si nos atenemos al presupuesto y a la situación de las arcas públicas. Pero coincidirán conmigo en que esa situación no ha variado desde aquella campaña electoral en la que los dirigentes populares locales se fotografiaban en el solar de los circos con pancartas donde leíamos «Juanma lo haría». Parece que alguien nos mintió. Y tendrán que aclararnos si fue el mismísimo Juanma o quienes representaban la función en Cádiz . O resultó todo mucho más simple: no tenían ni idea de lo que se traían entre manos y brindaron al sol. Sea como fuere, quien así actúa no merece representar a ésta apaleada ciudad en ningún foro. No tienen credibilidad alguna.
Otra aparición política estelar fue protagonizada por los representantes locales y provinciales del PSOE, quienes se adelantan al saqueo de San Juan de Dios tras la expulsión -disfrazada de abandono al modo de chirigota del Selu- de su ocupante y tachan a éste de ser “cómplice” de los incumplimientos de la Junta respecto a los proyectos relacionados con la Ciudad. Y en éste punto la perplejidad no se muestra ante el tamaño del artificio, sino ante la carencia absoluta de rubor en el pétreo rostro de quien suelta tamaña necedad.
No es el ex - comparsista, precisamente, santo de mi devoción. Pero, ¿con qué sentido de la vergüenza puede venir un representante del socialismo andaluz a tachar a nadie de incumplidor? Un régimen -el socialista andaluz otrora gobernante- que nos ha mentido años tras otro -desde hace veinte- sobre la Ciudad de la Justicia, el mentado Hospital, el tranvía, la Estación … y que se presenta ahora como superhéroe del pueblo y defensor de una gestión pública que solo ellos han contribuido a defenestrar.
Y, como guinda del pastel, tan descompuesto que al primer corte ha salpicado a ambos lados, aparece la Fiscalía dando carta de naturaleza a lo que todo el mundo imaginaba: hay indicios de delito de prevaricación y responsabilidad contable por el enorme sobrecoste de las obras del Puente de la Constitución de 1812 , de la Pepa, o como diablos quieran haber llamado cada sujeto o sujeta que tuvo en su día la responsabilidad de hacerlo y terminarlo pero en su lugar decidió pasar la patata caliente al siguiente.
La mentira no es punible. Lo que debería serlo es la irresponsabilidad de darle crédito a quien utiliza el embuste como modo de supervivencia.