Los elegidos
Nunca he comprendido que a los llamados «representantes públicos» se les otorgue un tratamiento y consideración especiales
Ahí estaba el tío, en plena pista, posando con aire triunfante en la zona de salida de motos mientras su compadre le hacía una foto que aquel usaría para marcar territorio. Y no se trataba de dos azafatos portadores de sombrilla, de ningún integrante ... del equipo técnico de alguna escudería o ni siquiera de dos miembros de seguridad, sino de un eterno aspirante a alcalde y del elegido para encabezar la lista provincial por el partido que se postula para volver a dirigir el gobierno de este pobre país. El más preparado, dicen.
No sería justo ceñir la crítica a estos dos dignos servidores de la ciudadanía, porque el mangoneo es generalizado. Muchos son los elegidos para repartirse pases vips y tratos de favor y pocos quienes renuncian al disfrute.
Nunca he comprendido que a los llamados «representantes públicos» se les otorgue un tratamiento y consideración especiales, impensables para el resto de la ciudadanía que paga –y sufre– sus roznidos, ya sea un ministro del Interior o el portavoz de un grupo municipal de algún pueblo perdido en la campiña.
Evidentemente, entiendo que la seguridad del primero exija algún tipo de medida que lo preserve de asaltos indeseables. Pero no le encuentro la lógica, en ningún caso, a que el bien pagado servidor público sea regalado con entradas a espectáculos , acomodos en zonas vips, aparcamientos reservados o genuflexiones hosteleras.
Supongo que debe ser una cuestión institucionalizada . Todo aquel que obtiene un galón se encuentra rodeado, de repente, de una corte lisonjera que convierte su vida en una suerte de serrallo servido por eunucos con poderes mágicos, capaces de conseguir lo que ningún genio encerrado en ninguna lámpara es capaz. Ni aún pagando.
Estos nuevos césares , huérfanos del esclavo que recordaba su mortalidad e ignorantes del significado del laurel, se han prostituido de tal forma que han terminado convirtiendo el noble servicio al pueblo en una ramificación de la Cosa Nostra. Hoy por ti y mañana por mí. Al final, terminarán en familia.
Por eso a nadie sorprende, por poner un ejemplo, que por parte del Partido Popular o de aquellos «Ciudadanos» que venían a sanear la democracia, no se haya atacado la metafórica yugular del candidato a presidir la Junta por el PSOE por el turbio asunto del puesto de trabajo de su esposa y su experto manejo del «guor-perfe’. Aquí, quien no tiene colocada a una esposa en una Diputación Provincial, le ha puesto chófer a una antigua empleada o ha fabricado un puesto para un marido sin cualificación, no es nadie. Y entre los nadie, se blinda el paraíso, dejando la nada a quienes sí lo son.
Todos están manchados. Y en este ámbito, sin que sirva de precedente, la pringue no es endogámica , sino que la esparcen con generosidad sobre todos nosotros.
Frustrados, abatidos y con sentimiento de derrota ante el abuso, terminamos renunciando a nuestros principios morales porque, desesperanzados, advertimos que somos el paria que sirve para entretener la sobremesa . Si ellos trincan, también lo haremos nosotros. Y así nos va…
De ahí la necesidad, vital, de no volver a ser defraudados por quienes se presentan con las manos limpias y la cabeza alta. Necesitamos que nuestros representantes lleven la misma vida que sus representados. Y que tengan la dignidad de renunciar a la corona de laurel .
Tengamos esperanza…
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