Les dejo
Les amenazo con contarle mis batallitas en una tierra que suponía para mí, desde pequeño, una auténtica utopía soñada
Les escribo justo antes de estrenar el mes de agosto. Un mes de vacaciones forzosas (y necesitadas) para el gremio al que pertenezco gracias a que, judicialmente, se considera inhábil.
Un mes que el año pasado nos fue recortado, a un tercio, a abogados y ... procuradores por el flamante nuevo miembro gaditano de la Audiencia Nacional (¡maravilloso sistema Giro-Tutto!) bajo la excusa de que la paralización de la Justicia durante el confinamiento exigía «un esfuerzo de todos» para sacar adelante el trabajo atrasado. Y eso lo decía desde la orillita del mar, entre charla y charla con algún condenado de renombre por algún caso de corrupción y luciendo la fantástica guayabera con la que se dejaría ver en la terraza selecta en la que el socialismo local se reserva el derecho de admisión. Porque eso no es La Casa del Pueblo.
Mientras asistíamos encantados a aquellos simpáticos ecos de sociedad, los curritos de este mundillo nos vimos obligados a estar al tanto de las notificaciones y plazos que, como un mes de noviembre cualquiera, llovían ausentes de empatía y caridad impidiendo la conciliación familiar y el derecho al descanso. Todo ello a la par que muchos jueces y funcionarios de juzgados continuaban tomándose ‘sus’ vacaciones, como siempre, cuando se les antojaba.
Evidentemente, aquello no sirvió de nada. Ayer mismo, 30 de julio (ustedes perdonarán y entenderán el desfase del calendario) un par de juzgados acusaron recibo de escritos presentados hace meses y señalaron vistas para el año próximo. Pero, oiga, si al menos aquello sirvió para que la hostelería de Zahara hiciera caja, brindemos por ello.
Les soltaba el pergamino anterior a modo de excusa y ruego de comprensión por el escape de obligaciones que humildemente me permito marcarme en estos días. Esta es la razón por la que hoy –lunes 9 de agosto– no les comento la última mamarrachada del bajista local (¿habrá sido solo una?) o cualquier disparate de envergadura nacional que se haya ingeniado bajo la axila mental de alguna asesora de algún ministerio que igual dé. Solo rezo a Dios para que no haya pasado algo grave -con coste de vidas humanas– que convierta esta ligera columna en una ofensa para gente normal.
Justo hoy (el de ustedes), llego a Cádiz y me empaparé de la actualidad local de los últimos diez días para poder cumplir mi obligación como es debido. Sí, diez días, no vayan a creerse ustedes que uno es exministro o profesor liberado. Aunque ya les amenazo con contarle mis batallitas en una tierra que suponía para mí, desde pequeño, una auténtica utopía soñada.
Claro que, conociendo el paño, seguro que la noticia del momento les ahorrará el suplicio.
Que pasen muy buen verano, quienes tengan la fortuna de disfrutarlo.
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