José Colón
La Caverna
Cádiz está de moda. Así lo atestigua el interés del New York Times y el de políticos de todo pelaje
Cádiz está de moda. Así lo atestigua el interés del New York Times y el de políticos de todo pelaje que, con bastante frecuencia en los últimos tiempos, eligen este rinconcito para presentarse en sociedad. La semana anterior nos visitó Pedro Sánchez y ... en esta recién pasada han venido Abascal, Rivera y Marlaska. Todos quedan embelesados con sus vistas. Y tiene su lógica: Cádiz es Libertad, es Luz, es Aire…
Y hete aquí que Albert Rivera viene y se mete con los suyos, en la noche de Halloween, en una cueva. ¿Habría calabazas en esa fiesta? Porque muchos estaremos de acuerdo en el atractivo que puede ofrecer un lugar así como sala de espectáculos, agenciado en gran parte por su reminiscencia a ‘The Cavern’ -donde The Beatles comenzaron su carrera-, pero apuesto a que más de uno compartió mi gesto cuando supo que el partido naranja eligió semejante localización para iniciar la campaña electoral, nada menos. Un lugar cerrado, pequeño, oscuro y viciado. Todo menos lo que cualquiera recrea cuando sueña con aire fresco, aunque desde luego bastante adecuado para una noche de murciélagos y muertos vivientes.
El mito de La Caverna (Platón) figuraba que nos encontramos encadenados dentro de una caverna oscura desde que nacemos y creemos que la realidad está constituida por las sombras que percibimos. Nos sentimos cómodos con esa percepción limitada y nos oponemos con todas nuestras fuerzas a quien quiere ayudarnos a salir a la luz. La alegoría naranjita gaditana resulta impactante y contradictoria: El Líder encierra en la cueva a los suyos para evitar que se cieguen en la Trimilenaria.
Pero no solo Ciudadanos juega al escondite. Grande-Marlaska se ha dado una vuelta por Jerez y se ha rodeado de los suyos para ofrecerles su particular espectáculo. Si ven ustedes las fotos publicadas por La Voz observarán un fondo muy oscuro y rostros adustos en derredor de un ministro en funciones que, cual chamán post-moderno, proyecta sombras chinescas en forma de proyectos de presupuestos «que miran» hacia Cádiz, progreso, planes de empleo…en un surrealista ejercicio de burla hacia la realidad de una provincia vapuleada por las promesas electorales incumplidas por ese partido que evita que entre la luz antes del 10 de noviembre.
Solo Casado ha mostrado claridad en Cádiz. Lo ha hecho a través de la luminosa mirada de la Delegada de la Junta, quien ha declarado que el gobierno autonómico «tiene en la retina» la autovía a Huelva y asegura que tendremos tranvía y hospital. Quizás sea todo una broma y lo que se nos presenta es un «truco o trato» que nos confunda. Casado es inteligente: no hay mejor manera de mantener la oscuridad de su cueva que a través de un fogonazo. Alguien debería recordarle que el efecto del chispazo es efímero y que los resultados electorales sufridos en las últimas elecciones fueron una dación de espaldas de votantes hastiados. Ese hastío no se salva repitiendo esquemas.
El próximo lunes comprobaremos si hay luz fuera. Y cuánto nos va a costar.
Ver comentarios