Jesús M. Coca López

Bares, qué lugares

Todas las alegrías de nuestra vida tienen como corolario necesario una celebración en un bar; incluso en los tragos más amargos, el apoyo de los amigos siempre es alrededor de una mesa

Jesús M. Coca López | Secretario General Horeca Andalucía

Hoy quiero hacer una reflexión sobre uno de los sectores más duramente castigados por la crisis sanitaria y económica que estamos padeciendo. Pero no solo quiero poner de manifiesto las necesidades –muchas– del sector sino que quiero que, a modo de humilde homenaje, sirva para ... reflexionar sobre la importancia y el valor social de todos aquellos hosteleros cuyo trabajo en multitud de ocasiones no se encuentra reconocido como debiera.

Los bares–la parte por el todo– son lugares de encuentro, todas aquellas alegrías de nuestra vida tienen como corolario necesario una celebración en un bar al igual que, las penas, también tienen su trasunto en un bar; incluso en los tragos más amargos, el apoyo de los amigos siempre son alrededor de una mesa, aunque sea compartiendo una tila. Resultan parte de nuestra forma de ser como sociedad y constituyen un elemento de reunión necesario de igual forma que resultaba necesario el ágora para los griegos. No exagero mucho si digo que los recuerdos más imborrables están asociados indiscutiblemente a un bar. La cuarentena no ha hecho sino constatar lo que todos, de forma más o menos natural, barruntábamos: los bares son necesarios en nuestra forma de vida y una vida sin bares es menos vida. Suena apocalíptico pero es incontestablemente cierto

Pero no solo es necesaria como modo de vida sino que, si cabe, la hostelería es más importante como medio de vida. A nivel nacional la hostelería representa el 6,2 % del P.I.B. teniendo en Andalucía más de cincuenta mil establecimientos y generando casi trescientos mil empleos directos. Además en cuanto a la empleabilidad ha de considerarse sector refugio dando la oportunidad de acceso para aquellos más desfavorecidos como personas sin formación, víctimas de violencia de género, hogares desestructurados o estudiantes sin recursos. En definitiva, en nuestra comunidad autónoma es un auténtico motor de la economía y no podemos dejar que ese motor se gripe.

En la actualidad, al hecho de ser el sector más golpeado por la crisis, se le suma el desconcierto y desasosiego de las políticas erráticas de las diferentes administraciones que, incluso con buena voluntad, ha derivado en confusión, inseguridad jurídica y miedo a la reapertura por las consecuencias que pudiera tener el reabrir estando constante el estado de alarma. Como muestra tenemos el botón de aquellos que hayan solicitado ERTE –la práctica totalidad– que a fecha de hoy, acuerdos con la CEOE aparte, aún no se aclara si la fuerza mayor es parcial, total, o si se pueden rescatar trabajadores de forma sucesiva sin perder las bonificaciones por el resto de los trabajadores y todo ello sin definir de forma siquiera orientativa la frontera temporal de los mismos. Creo que no es necesaria la advertencia de que en nuestra comunidad se vive del turismo, un turismo que no se va a recuperar plenamente hasta al menos dentro de un año, lo que va a propiciar que muchos empresarios tengan sobredimensionada su empresa –y previsiones– para la demanda real que vamos a encontrarnos en los próximos meses; parece que el criterio de los despidos por estas circunstancias tiende a flexibilizarse pero –de nuevo– no es materia pacífica.

De cara a esa nueva normalidad, tampoco ha ayudado la determinación de los aforos para la ocupación de vía pública pues más allá de la distancia de seguridad sanitaria necesaria parece estéril una reducción de aforo que solo genera problemática con vecinos y gerencias de urbanismo al trasladarle un problema que no debería ser tal.

Ciertamente desde el gobierno de la Junta de Andalucía se ha tratado de ampliar los horarios de cierre para paliar de alguna forma las pérdidas que de por sí serán, por desgracia, millonarias pero este tipo de medidas de poco o nada van a servir si no se acompañan a nivel nacional de medidas de apuesta decidida por la recuperación del sector.

Ahora más que nunca se hace necesario el diálogo social con todos los actores para desarrollar medidas de aplicación de los ERTE encuadrado dentro del desarrollo de un plan estratégico global para el sector. Igualmente se hace de absoluta necesidad el acceso a la financiación sin restricciones con unos intereses adecuados a la emergencia económica para poder reconstruir las empresas, pymes y autónomos en su mayoría, que se han visto desahuciadas y sin capacidad de generar riqueza. Algunos países como Alemania han entendido que solo con la reducción del IVA de la hostelería al 7% se podrá reactivar el consumo y fomentar el gasto en restauración, sin duda ese ha de ser el camino.

Por último no quería dejar de agradecer a aquellos hosteleros que han seguido prestando sus servicios a transportistas, médicos, supermercados y todos los que han estado al frente en lo más crudo del invierno de la epidemia. Ahora ha llegado la primavera y sin duda saldremos adelante, pues, la sociedad civil española siempre va a estar por encima de nuestros dirigentes. Somos una gran nación, no se olviden.

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