Javier Fornell
Que nos quiten lo bailado
Cádiz y el Cádiz son almas gemelas. Reflejo el uno del otro
Hoy es uno de esos días en los que la vida vuelve a cambiar para muchos de nosotros. Después de años de pandemia, de una temporada en blanco sin poder disfrutar de nuestro Cádiz en el Estadio; después de toda una temporada histórica (la segunda ... en primera) en la que no veíamos las caras de nuestros compañeros, hoy volvemos a vernos el rostro. Y lo haremos, seguro, con una sonrisa iluminándolo.
La sonrisa que conlleva ver que el Cádiz, reflejo de esta ciudad loca y luchadora, hizo la machada de vencer al Barça en su estadio. Y hacerlo cuando la muerte por una caída a Segunda sobrevolaba su cabeza. La cabeza de los suplentes; los que al calor de Álvaro Cervera se hicieron fuertes en defensa y se convirtieron en referente para los cadistas. Esos que, también, muestran lo que es esta ciudad.
Una ciudad luchadora, que a la sombra de las estrellas rutilantes que copan prensa y televisiones, sigue peleando por salir adelante. Que ve como nunca es la primera en nada, pero sabe del potencial que esconde entre sus callejas. Ese Cádiz que se vende sin industrias, pese a que Astilleros crece y se consolida en el sector crucerista. Cuyo puerto parece carecer de tráfico, pero que tiene en Boluda a su principal referente, abriendo nuevas rutas y haciendo que los datos del muelle aumenten mes a mes.
La ciudad que se queja de ser dormitorio de guiris, pero que se consolida como referente nacional e internacional del turismo cultural. De ese que rompe la estacionalidad para dejar de lado el sol y playa y llenar museos, tiendas y bares de riqueza. Una riqueza, que nos guste o no, se ha convertido en la primera industria de una ciudad que se aferra a la vida escondiendo la tristeza tras una mascarilla alegre.
Cádiz y el Cádiz son almas gemelas. Reflejo el uno del otro. De sufrimiento y de lucha constante; de caer bien y ser los graciosos de turno; hasta que surge la profesionalidad, la seriedad y el saber estar del gaditano, como del Cádiz el pasado lunes. Y, entonces, vuelven a tomarnos en serio, aunque siempre con un ‘pero’. «El Barça pierde contra los suplentes del Cádiz» titulaba un medio en vez de un: «La plantilla del Cádiz muestra su potencial ganando al Barça en su casa». Cádiz es la ciudad más visitada de Andalucía en verano, pero es que en Sevilla hace mucho calor. Cádiz es una joya, pero no tiene un gran monumento.
La ciudad de Cádiz se desangra, pero nadie habla de una bahía que crece día a día. Se dan pasos históricos, pero nunca es suficiente. No lo es, porque, como con el Cádiz, somos cortos de miras. Hemos dejado que el pesimismo que marca este primer cuarto de siglo ensombrezca nuestro semblante; como si nada pudiera sacarnos de la miseria. Hasta que ocurre algo y Lucas Pérez mete el tercer rechace de gol. Y entonces la euforia se desata, y volvemos a Carranza con la sonrisa reflejada y despejada en un rostro sin mascarillas. Y nos vemos las caras, y decimos «ahora por los leones del Bilbao» y, si perdemos, que nos quiten lo bailado.
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