Javier Fornell - Opinión
Yo quiero ser Eduardo Casanova
Ha descubierto el mal del mundo cultural español: si te vendes a la ideología izquierdista del momento te subirán a un pedestal

Sí, yo quiero ser Eduardo Casanova. Quizá no sepan quién es por ese nombre, pero su rostro fue popular hace unos años, cuando interpretaba a Fidel en la serie Aida. Desde el final de aquel trabajo, ha ido enlazado unos con otros, para convertirse en ... un creador cultural y de cultura. O, lo que es lo mismo, ha descubierto que puede vivir del cuento.
Pero no de escribir cuentos, no. Ha descubierto el mal del mundo cultural español: si te vendes a la ideología izquierdista del momento te subirán a un pedestal. Y si no me creen, solo tienen que revisionar los premios Goyas de los últimos años. La de este 2020 se la pueden ahorrar. La presentación, llevada a cabo por Silvia Abril, mostraba lo más rancio de la sociedad española: la zafiedad tratada de ser convertida en reivindicación cultural.
Aunque les decía que yo quiero ser Eduardo Casanovas. Y como yo, el 100 % de los autónomos y emprendedores de este país. Porque nosotros nos vemos obligados a pagar impuestos sobre impuestos, a comenzar el mes con pérdidas solo para tener derecho a hacer lo que debemos hacer: trabajar. Y, mientras, él y otros como él son capaces de vivir del cuento.
Tanto que este joven actor, escritor, guionista y director (quién mucho abarca…) ha conseguido lo impensable. En su última película —Pieles— logró tener un presupuesto de 1 millón de euros para un largometraje que solo recaudó algo más de 80.000. Y en 2020, ataviado de blanco inmaculado, se alzó en adalid del cine al grito de “necesitamos más dinero, más dinero público”.
¿Se imaginan al dueño de un restaurante gritando en la gala de las estrellas Michelin que necesita más dinero público? ¿O a un arquitecto haciendo lo propio? Ningún empresario ni ningún autónomo tendría la desfachatez de hacer tales declaraciones porque, al contrario que el cine español, sabe que existe una cosa llamada mercado, con su oferta y su demanda, y que si has perdido 920.000 € en un proyecto, ese proyecto no es viable.
El cine, campeones ellos de la lucha antifascista en España, alzan su voz contra cualquier gobierno del PP, pero esconden la lengua frente a los socialistas, parece no saberlo. Es más sencillo pedir nuevas ayudas, nueva financiación para películas que, en la mayoría de los casos, no tiene demanda en nuestro país. Se escudan en que el cine es cultura, pero se olvidan de que también es una industria de ocio. Y, como tal, debe pensar en sus clientes.
Unos clientes que dan la espalda a esas cintas intimista. Quizá, pensarán, porque nosotros, españolitos de a pie, preferimos ir a ver las aventuras de Marvel y no entendemos ese cine culto, elitista y para inteligentes. Esos, ellos, tan listos que en 2019 recibieron 35 millones de euros solo del Ministerio de Cultura. Súmenle las ayudas desde las autonomías, televisiones y programas públicos específicos y la suma se hace inmoral con la que está cayendo en este país.
Por eso, yo quiero ser Eduardo Casanova y ser capaz de que me financien con 1 millón de euros mis proyectos sin importar mi experiencia ni la calidad del mismo.