Javier Fornell
Puerto de palabras
Cádiz fue puerta de gentes, pero también de palabras
Estate al liquindoi de lo que te voy a contar, no vaya a ser que pierdas puntada y te quedes más perdido que el barco del arroz. Había una vez un puerto ni pequeñito ni pinturero, pero sí muy marinero. Un sitio en el sur, ... lleno de piratas, corsarios, contrabandistas y filibusteros que buscaban fortuna y conquista, y que, sin importar su origen, tanto da este cuando buscas el mismo costal, se hacían entender entre sus calles.
Ese puerto era destino de muchos, de los que iban a la Berbería, a Canarias, a Inglaterra o a Flandes. De los que viajaban con barcos cargados de sal hasta las indómitas tierras del reino de Suecia, que antes fue tierra de vikingos. Pero, sobre todo fue destino y origen para los que marchaban a las Indias. Esas Américas que se hicieron hispanas.
Y hasta aquí quería llegar yo. Cádiz fue puerta de gentes, pero también de palabras. De una lengua que se hizo nueva ampliando, bebiendo del pasado romano y musulmán, pero que se enriquecía con influencias francesas, inglesas, italianas, flamencas, gallegas, vascas o catalanas. Y en Cádiz, la lengua se internacionalizo. Se hizo universal al son de nuestro soniquete y marchó a las Américas donde se impregnó de matices hasta conformar un español tan dispar como igual.
Una lengua que une culturas, gentes y países. Y una lengua que en 2025 celebrará su X Congreso Internacional. Un congreso en el que Cádiz quiere ser parte importante, siendo sede por derecho propio. El derecho que le da haber sido el puerto de las Américas. El lugar desde el que partieron los hombres y mujeres que crearon un lenguaje universal capaz de comunicar a miles de millones de personas, perdurando en el tiempo y manteniéndose vivo y cambiante.
Capaz de adaptarse a los nuevos tiempos y a las particulares de cada país que lo disfruta. Porque el español se disfruta, al paladear las palabras con nuestros acentos, al descubrir que no siempre una palabra dicha dice lo mismo que queremos decir. Pero, sobre todo, al permitir abrazar en la conversación a tantos millones de hablantes. Los de siempre y los nuevos, como en China, donde han encontrado en la lengua de Cervantes la belleza del aprendizaje de un nuevo idioma.
Por eso, este puerto marinero con dialecto propio, que «ustea» como nuestros hermanos de Ultramar «vosean»; que abrevia en un lenguaje gramaticalmente casi perfecto; y que canta entre susurros andaluces merece ser sede del X Congreso Internacional de la Lengua Castellana. Y así lo han gritado políticos, escritores, deportistas y gaditanos de a pie. Sabedores de que Cádiz fue puerto de gentes y palabras.
Así que no me seas sieso, por no decir cabrón (léase apellido gaditano) y da tú también apoyo a este congreso, para que en Cádiz sea un bastinazo de los buenos. Tan chachi que los guschineis, que en Cádiz es cualquiera que venga por el puente nuevo, no tengan dudas de que este puerto al sur del sur está orgulloso de un lenguaje tan internacional que se hace único bajo el sol caletero.