Javier Fornell
Pánico en el túnel
La situación está mejorando y ya vamos camino de ver la luz al final del túnel
Tras dos meses de pandemia mundial , nuestra situación se parece cada vez más a la cartelera de esos cines ochenteros que hoy están cerrados. Es cierto que, lentamente, la situación está mejorando y ya vamos camino de ver la luz al final del ... túnel, el problema es que, como Carol Anne obedeciendo a Tangina Barrons, parece que queremos correr hacia la luz como en Poltergeist y podemos terminar con el bicho, que es Duro de matar, convertido en un verdadero Alien que destroce nuestras ganas de salir del confinamiento.
Esta Historia interminable, además, ha llevado a Pedro Sánchez a buscar nuevas Amistades peligrosas con Arrimada para conseguir El disputado voto del señor Cayo y sacar adelante una nueva prórroga del Estado de Alarma. Y como la nueva líder naranja quiere cambiar el destino de Ciudadanos, girando al centro en la busca del arca perdida, o del voto ausente, ha terminado dejando a Pablo Casado Acorralado entre la oposición frontal a la gestión del PSOE y el posicionarse junto a ERC, la CUP y Vox; y eso es lanzarse a los extremos. Al final, parece, que optará por abstenerse. Por el bien de España, esperemos que no lleve a su partido a perderse Dentro del laberinto.
Y nuestro gobierno Picapiedra, de Pedro y Pablo o Pablo y Pedro, siguen descubriendo El precio de poder. Yo, personalmente, no querría estar en su piel, tratando de solucionar una situación antes desconocida en el mundo. Formar parte del Club de los 5 compuesto por Illa, Fernando Simón, Marlaska, Carmen Calvo y Pedro Sánchez —Pablo Iglesias y los suyos están desaparecidos— no debe ser sencillo. Luchar contra La Cosa es tarea para titanes y ninguno de ellos es Batman, ni siquiera Willow, y no están preparados para La misión que les ha marcado el destino.
Podríamos seguir recordando películas, pero es que se me viene a la cabeza Tiburón y el triste reguero sangriento que dejó acabar con el monstruo. Por eso, prefiero pensar en el Resplandor que, al fin y al cabo, se desarrollaba en un hotel lujoso lleno de bailes, fantasmales, eso sí. Pero si tengo que elegir terror, lo prefiero en pantalla grande y no en el día a día. Y andamos en eso, en el miedo instalado en la población, al que se contrapone las ganas de fiesta y de salir de muchos que han acabado cometiendo irresponsabilidades que pueden alejarnos del mar durante mucho tiempo.
Ahora que parece que pasaremos a la Fase 1 el día 11 (al menos, según los datos que aporta la Junta estamos dentro del corte). Ahora que comenzamos una desescalada que nos lleva de nuevo a la calle, es el momento de demostrar que somos realmente responsables de nuestros actos. Que no necesitamos a que Robocop controle las calles para evitar que el temido repunte acabe arrastrándonos a un nuevo encierro y, lo que es peor, a más muertos.
Es a ellos a los que debemos todo nuestro respeto, a esos miles de personas que no podrán ver un nuevo Imperio del Sol y que ahora habitan en la Lampara de las luciérnagas para recordarnos, con el brillo que dejaron en sus familias y amigos, que tenemos un deber moral con nuestros vecinos.