Javier Fornell - OPINIÓN
Pandemias informativas
Es cierto que esta gripe no tiene, aún, vacuna, pero eso no parece suficiente razón para este miedo irracional
Si hay una palabra que está en boca de todo el mundo esa es la de coronavirus . Una palabra que esconde tras sí una serie de enfermedades que van desde el resfriado común hasta neumonías y que se ha convertido en la pandemia ... del momento. El tema de conversación más frecuente en televisiones y bares y que en nuestro entorno gasta ríos de tinta hablando de los dos posibles casos que (hasta ayer, cuando escribía estas letras) no eran más que eso: posibles.
Personalmente, la enfermedad me está dando mucho que pensar. No comprendo cómo un virus que tiene escasa mortalidad, pese a que se extiende rápidamente, puede conseguir paralizar economías como la italiana y provocar la pérdida de cientos de miles de millones de euros en todo el mundo mientras se desploman las bolsas y caen las acciones de empresas de transportes y viajes debido a las cancelaciones.
No comprendo, tampoco, las imágenes que llenan nuestros telediarios, con enfermos tratados como bombas químicas, supermercados desabastecidos, mascarillas (que, por cierto, no sirven para nada) agotadas en media Europa, cancelaciones en riada de viajes y viajeros u hoteles clausurados con sus residentes dentro. Imágenes que parecen sacadas de películas de terror en las que se hablan de virus apocalípticos que acabaran con la humanidad.
Pero no es el caso, solo hay que ver las estadísticas que ofrece la OMS en la que se habla de menos de 100.000 infectados en todo el mundo, de los que un 98 % sobrevive sin problemas y aquellos que son arrastrados por la enfermedad lo son por verse agravados problemas anteriores.
Lo que sí está claro es que en la era de la infoxicación, el exceso de información se ha convertido la peor pandemia, creando una psicosis que parece carecer de sentido y que es aumentada por la prensa de todo el mundo. Y el miedo de una sociedad saturada de noticias pero que no comprende qué se esconde detrás, qué es lo que lleva a China o a Italia a cerrar pueblos y ciudades, suspender espectáculos o cerrar monumentos por una simple gripe.
Es cierto que esta gripe no tiene, aún, vacuna, pero eso no parece suficiente razón para este miedo irracional que se ha asentado en la sociedad y está agrandando la crisis económica que ya vivíamos. Eso hace que los conspiranoicos defiendan que detrás se esconde algo más y tenemos desde los que piensan que la enfermedad es mucho más grave de lo que nos venden hasta de los que hablan de una guerra bacteriológica para acabar con el crecimiento de ese dragón económico que es China, arrastrando en su camino a Europa.
Sea como sea, lo que debemos tener claro los ciudadanos a pie es que debemos empezar a escuchar a médicos y científicos, seguir las normas básicas de sanidad e higiene que nos dan desde el Ministerio de Sanidad y las diversas consejerías de salud y, sobre todo, evitar caer en la psicosis. Esperemos que esta fiebre informativa vaya remitiendo, a la vez que a la propia enfermedad, y que el pánico al apocalipsis no nos arrastre en su camino al infierno de una crisis económica sin parangón.