Javier Fornell
Pablo Iglesias y Mr. Hyde
La locura bipolar del vicepresidente de nuestro gobierno parece llevarle a pensar que sigue en la oposición
Definitivamente la izquierda española es dual . O sus líderes son bipolares, una de dos. Ya que desde el primero hasta el último vemos como venden un discurso que se convierte en nada cuando alcanzan el poder. Y eso le está pasando al líder ... supremo Iglesias ahora, quien parece dispuesto a rizar el rizo del lenguaje manipulador.
El último caso ha sido su ataque la democracia española apoyando las declaraciones nacidas en Rusia. Un comunicado oficial de la tierra de los zares que hablan de la poca calidad democrática de nuestro país y que habla de presos políticos en las cárceles nacionales. Curioso que sean ellos que acaban de detener a Alexei Navalny, el líder de la oposición, y que han modificado la Constitución para permitir que Putin se haga eterno en el trono moscovita.
La locura bipolar del vicepresidente de nuestro gobierno parece llevarle a pensar que sigue en la oposición. O que, en plena campaña catalana, busca evitar la desaparición de su partido en el Parlament y ha entrado en una locura dialéctica. Con un problema añadido: sus socios en el gobierno nacional ya empiezan a llamarlo a capítulo. Aunque, tal vez, eso sea lo que busca el gurú de la izquierda española.
En un solo año de legislatura, Podemos se ha quemado tanto que ha caído en todas las encuestas políticas, desangrándose y perdiendo fuelle entre sus seguidores. Unos seguidores que se apuntaron al morado buscando una solución de sus males y que se han encontrado con la peor crisis económica de nuestra historia reciente. Una crisis que va a marcar la legislatura, que se va a volver dramática cuando acaben los ERTEs y las empresas no puedan volver a contratar; y en la que Podemos ya ha hecho lo que podía: poco.
Lo que sí ha logrado Pablo Iglesias es convertirse en el Marqués de Galapagar. La compra de la casa fue el punto de inflexión, e Iglesias lo sabe y busca salida. Con el tiempo, otros casos han venido a manchar su imagen: el paternalismo machista con la tarjeta de Dina Bousselham; los reportajes en Vanity Fair de Irene Montero, o tener una niñera de alto cargo y coste.
Todo eso ha hecho que la figura de Pablo Iglesias vaya oscureciéndose. Creándose una imagen negativa que puede acabar con su presencia en el gobierno en la próxima legislatura. Razón que le lleva, como buen estratega político, a tratar de separar su imagen de la de Sánchez. Aparentando frente a sus seguidores que realiza una oposición desde dentro para cambiar la sociedad. Aunque las leyes que hayan ido moviendo no hayan conseguido su objetivo. Como la de Ley Trans por la que cualquier persona solo necesita ir al registro para cambiar de genero oficialmente (pero sin tener que realizar ningún cambio físico) lo que ha enfrentado a todo el movimiento feminista por minusvalorar a la mujer.
Por todo eso, Pablo Iglesias, como buen animal político, está preparando el camino para seguir contando con su cuota de poder. Estas declaraciones que ahora vemos no es más que el primer paso de su nueva radicalización. Lo necesita para mantenerse bajo los focos.
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