Javier Fornell
Elliot Page y la intolerancia
Ha defendido al colectivo de lesbianas desde que saltó a la fama, se iba a encontrar el rechazo, precisamente, de ellas
¿Sabes quién es Elliot Page? Es posible que no, ya que hasta ayer era Ellen Page, la protagonista de esa pequeña joya del cine que es ‘Juno’ (2007); o de la saga de superhéroes X-Men. Pues la actriz, declarada lesbiana y casada con ... la bailarina Emma Portner, ha lanzado un comunicado en sus redes declarándose transgénero, explicando que sus pronombres son él/elle (sea lo que sea eso) y que su nombre es Elliot. Por supuesto, ha dado las gracias a todos los que le han apoyado.
Lo que quizá no se esperase es que elle, que ha defendido al colectivo de lesbianas desde que saltó a la fama, se iba a encontrar el rechazo, precisamente, de ellas.
Es una de las cosas curiosas de los colectivos LGTIQ+, y de cierta parte del feminismo. En vez de defender sus derechos han terminado convirtiéndose en una mera caricatura de lo que debían ser. El aprovechamiento político que se hace de estos movimientos, normalmente desde la izquierda, ha convertido en una guerra interna cualquier intento de individualizarse. Además, estos movimientos han pasado a disgregarse en grupúsculos enfrentados entre sí que solo hacen remarcar las diferencias del que no es como quieren que sea. Hasta el punto de que todo lo que ocurre en este mundo debe mirarse desde el prisma de ciertos sectores de la izquierda. Lo hemos visto también con los homenajes a Maradona, cuya figura futbolística es tan incuestionable como cuestionable su vida.
Personalmente, siempre he pensado que lo privada y lo profesional deben separarse. Es cierto que Maradona era un gañán como hombre, pero lo que se homenajea es su genialidad en el campo de fútbol. Y aunque haya sido desmedido lo ocurrido en Argentina con su figura, no es menos cierto que también aquí hemos visto el fanatismo desde otros lares. Con el añadido de que aquí, las ideologías también han entrado al trapo, creándose una corriente en redes para atacar al astro. Hasta el punto de convertir en mediática a una joven jugadora de un equipo menor que tuvo a bien sentarse durante el minuto de silencio dedicado al argentino. Las consecuencias, como Elliot Page, también las sufre: se ha convertido en icono de la izquierda y blanco de la ultraderecha.
Desgraciadamente, las ideologías extremas están llevando a que se pierda la humanidad, a ver a los demás desde un sesgo político e ideológico; a separar a las personas y enfrentarlas si no son lo que nosotros quisiéramos que fueran. A medir todo con un rasero que hubiera hecho que grandes obras hubieran desaparecido en las piras de la ignorancia. En estos días he leído como muchos españoles se negaban a ver ‘Los favoritos de Midas’ por actuar Willy Toledo; también he visto como otros se negaban a leer a Boris Izaguirre por ser gay o a Vargas Llosa por ser «facha».
Y mientras sigamos así seguiremos perdiendo. Perderemos cultura, pero también perderemos amistades por el camino. Un camino que se ha convertido en un vertedero de palabras en las redes sociales, donde lo peor de cada casa se ha erigido como defensor ideológico y en prócer de SU verdad.