Javier Fornell
Dignidad política
La dignidad, y tener opinión propia, no sirven en esta nueva política española que, se suponía, venía a remover los cimientos de una transición heredera del franquismo
En un gobierno como el nuestro, sostenido por independentistas y herederos de terroristas , la llegada de los presupuestos conlleva negociaciones complejas. Y no precisamente por cuadrar las cuentas; más bien, por cuadrar tu ética con las peticiones recibidas. Algo que estamos viendo en ... estos días.
Hace tan solo unos días, Víctor Triviño, líder de las juventudes socialistas vascas, pedía a su partido que no plegase a las peticiones de quienes aun no han condenado la muerte de los asesinados por ETA. Le pedía a Pedro Sánchez que mostrase dignidad . Dos días después, su propio partido le recriminaba alegando falta de experiencia.
La experiencia política que ya ha demostrado Adriana Lastra, desde los 16 años, para ganarse el puesto de portavoz de su partido en el Parlamento y vicesecretaria nacional del PSOE. Ella es el claro exponente de que en política es mejor ser fiel al líder que a tus ideas y tu moral . Víctor Triviño ha pecado de juventud y se ha desahogado cuando, según su partido, debería callarse.
Sus palabras pueden poner en peligro unos presupuestos que necesitan de Bildu y el comentario del joven cachorro -cuya carrera política puede haber llegado a su fin- es una gran piedra en el camino de las intenciones de Pedro y Pablo de lograr unos presupuestos por fin. Una piedra que se unía a la del necesario apoyo de los partidos catalanes, que ayer mismo comenzó a deshacerse.
El anuncio del Ministro de Justicia del posible indulto a los líderes de la Republica Catalana muestran que los social-comunistas están dispuestos a todo con tal de sacar adelante unos presupuestos propios. Debe ser muy duro continuar gobernando con los números de Rajoy y Montoro . Aunque, como con este gobierno nunca se sabe qué puede pasar, mientras coquetean con los radicales piden el apoyo del PP a unos presupuestos que nacen heridos de muerte por la pésima gestión de la crisis que están realizando.
Y es que, ya lo dice Lastra, en este gobierno prima más la experiencia en el partido que la experiencia vital. Irene Montero es demostración palpable de lo que decimos: cero experiencia laboral ; gran experiencia junto al líder supremo, el padre de sus hijos y quién le dio el sillón de Ministra de Igualdad para demostrar que las mujeres son capaces de llegar a dónde quieren sin “empujones” de los hombres.
La dignidad, y tener opinión propia, no sirven en esta nueva política española que, se suponía, venía a remover los cimientos de una transición heredera del franquismo . Pero, al final, se han quedado con lo peor de aquella época y han olvidado lo mejor de la transición. Desde Fraga hasta Carrillo, todos cedieron para buscar lo mejor para este país. Antepusieron el Estado y al ciudadano a sus diatribas ideológicas.
Hoy, lo que manda es la palabra del líder supremo . Pedro y Pablo, como padres de la nueva religión de la izquierda, hacen y deshacen con mano firme mientras luchan dentro del consejo de ministros. Se olvidan de la dignidad mostrada y pedida por Víctor Triviño y se centran en sus propios baños de poder mientras el Estado se hunde día a día.