Coronamarketing
«Somos el país del Lazarillo de Tormes en el que elevamos a héroe al niño que roba al ciego»
En tiempos de crisis siempre hubo quien supo aprovecharse y enriquecerse. Y eso lo vemos también en plena alerta por el coronavirus: desde establecimientos que suben los precios (¿cuánto cuesta ahora una mascarilla desechable?) hasta empresas que aprovechan para realizar publicidad de productos. El primer ... lugar donde lo vi fue en el mundo literario con cientos de miles de libros gratis para descargar, pero pidiendo comentarios y quejándose cuando las críticas no eran buenas. Hablando con un amigo, me dijo que estaba harto del coronamerketing.
Debo reconocer que el concepto y el 'palabro' me resultaron atrayentes y comencé a observar la realidad bajo una premisa: ¿quién hace coronamarketing? Y descubrí que muchos más de los que pensábamos. Estos mismos días ha saltado a prensa un empresario que aseguraba ser capaz de abastecer a España de test rápidos, sin importar que su empresa se dedique a la distribución de material textil. ¿Realmente podría hacerlo? Quizá, sí. Pero ¿salir justo ahora a decirlo y denunciar a un gobierno que se ha demostrado ineficaz? Coronamarketing, sin duda buscaba sus 15 minutos de gloria.
También vemos esta nueva praxis en internet: aprovecha el confinamiento para clases online de música, de escritura, de aerobic, de yoga, de punto de cruz, de director de cine, y hasta de ciclismo virtual si hace falta,… que se agolpan en nuestros muros y redes. Sin vergüenza alguna te mandan la información para que aproveches mientras estás encerrado en casa y siempre a un módico precio, por supuesto.
Somos el país del Lazarillo de Tormes en el que elevamos a héroe al niño que roba al ciego. O que convirtió al Dioni en un ídolo nacional. En este país, en el que ni el Estado de Alarma ni la muerte de tantos miles de personas nos lleva a confraternizar, ha comenzado a verse una triple realidad: la real, la virtual y la del balcón. En la real, cada cual sujeta su vela y si puede sacarse unos durillos con una buena campaña de coronmarketing, mejor que mejor; en la virtual, se muestra una realidad de falsa alegría y miles de actividades, mientras que se pone a caldo al que piensa lo contrario; y en el balcón se aplaude a los sanitarios y a todos esos que dejan su seguridad para la seguridad del resto, se conocen a los vecinos y se lanzan buenas palabras.
Por suerte, el mundo es mucho más amplio y son más las buenas personas que las aprovechadas. Pero debemos tener los ojos abiertos y, cuando pase lo que ahora vivimos, recordar que personas actuaron de buena fe y quienes aprovecharon para sacar rédito económico del mal de muchos. Por eso, cuando veo que hay gente que trata de dar lo mejor de sí mismo —y en Cádiz tenemos ejemplos de profesionales que se han puesto al servicio del bien común fabricando mascarillas, repartiendo guantes, ayudando a sin techos, asistiendo a los mayores—, me da tanta rabia ver el aprovechamiento que se hace de la situación.