Javier Fornell
Comprando un fracaso electoral
La noticia habla de dos gaditanos que trataron de comprar la marca comercial ‘Nueva Mirandilla’ el mismo día que se daba el resultado de la consulta popular
Y mientras todos (o casi) celebrábamos que el Cádiz se quedaba en primera, con todo lo que eso supone, una noticia ha pasado casi desapercibida entre las miles que hablaban del equipo. Una que no es baladí por lo que conlleva, menos viniendo de quien ... viene. La noticia habla de dos gaditanos que trataron de comprar la marca comercial ‘Nueva Mirandilla’ el mismo día que se daba el resultado de la consulta popular.
Algo que no es extraño que ocurra. Ha pasado en otro tiempo con grandes marcas extranjeras que vieron como al llegar a España no podían usar su nombre real. A veces era pura casualidad, otras la pillería del país del Lazarillo. Y en el caso gaditano, parece que la cosa iba por la segunda. Una forma rápida y sencilla de sacarle dinero al Ayuntamiento de la ciudad y al equipo de fútbol. Por suerte para todos, pues hubiéramos sido los gaditanos quienes pagásemos el tema, la Oficina de Patentes y Marcas ha dicho que la marca ‘Nueva Mirandilla’, aunque no registrada oficialmente, se asocia irremediablemente a la ciudad de Cádiz y al Cádiz CF, por lo que no puede ser privatizada por ningún particular.
La historia podría quedarse en eso. En el intento de un listo de hacerse con dinero fácil y sencillo. Pero no, ya que las personas que están detrás son dos conocidos gaditanos: David Blanco y Eugenio Belgrano. Y que este último haya tomado la decisión de comprar la marca ‘Nuevo Mirandilla’ es una gran metedura de pata para alguien que aspira a ser alcalde de la ciudad con la plataforma ciudadana ‘Ahora Cádiz’.
Eugenio es de sobra conocido por todos. Con un negocio de éxito de patinetes eléctricos y habiendo realizado una gran labor social durante la pandemia, se presentaba como un nuevo Kichi. La nueva esperanza del gaditano de a pie para salvar a la vetusta Gades. Pero la no compra de esta marca puede suponer un antes y un después, ya que muchos de los que dudaban de si votarlo o no ven como el discurso de ‘Cádiz primero’ se diluye como un azucarillo. Además, le da alas a sus detractores que tienen otro punto en el que atacar al alcaldable uniéndolo al uso publicitario de su labor social (aunque doy fe que ha hecho mucho más de lo que ha publicitado pues en pandemia estuvo siempre dispuesto a ayudar cuándo se le pidieron cosas).
Por eso sé que Eugenio Belgrano se plantea ser alcalde con toda su buena voluntad; creyendo firmemente que podrá salvar a la ciudad de Cádiz de la deriva catastrófica que lleva. Sin embargo, este hecho puntual vinculado al Estadio Carranza, muestra una ingenuidad impropia de alguien que quiere ser alcalde y demuestra que la buena voluntad y la buena gestión no van de la mano. Es un error de bulto en muchos aspectos. En lo ético, por tratar de sacar rédito de una decisión municipal; en lo electoral, por romper la imagen de persona preocupada por la ciudad y sus ciudadanos.
No sé si Eugenio tenía opciones de ocupar el sillón de José María González, pero si tengo claro que con esta acción se ha cerrado muchas puertas.