Como elefante en la Casa Blanca

Y, sin saber quién será el nuevo presidente que marqué el son internacional, sí que podemos hablar del que ha sido el más atípico de cuantos mandatarios americanos se han hospedado en la Casa Blanca. Donald Trump llegó a nuestras vidas como un elefante en una cacharrería, o como un elefante en la Casa Blanca. Sus intervenciones parecían sacadas del guion más surrealista pero sus políticas… sus políticas han sido las mejores que se han visto los últimos años en la tierra de las oportunidades.

Si el empresario metido a político llegó advirtiendo contra los extranjeros y anunciando la creación de un muro que separase Estados Unidos de México, ha terminado su primer mandato con un acuerdo comercial que abarca a todo el norte de América, muy ventajoso para México, y que ha llevado a López Obrador a cerrar voluntariamente sus fronteras frente a la avalancha de venezolanos y otros latinos del sur. Y eso le ha hecho ganar a Trump adeptos entre los latinos del norte.

También es curioso que, desde Abraham Lincoln, es el único presidente de Estados Unidos que no ha tenido su guerra. Curioso principalmente ya que sustituía a un Obama, Premio Nobel de la Paz, que estuvo involucrado en siete conflictos armados: Afganistán, Irak, Siria, Libia, Pakistán, Somalia y Yemen. Ocho años de guerra continuada que terminaron con la llegada de Trump al poder. Una llegada que cogió a Europa en fuera de juego, cuya sociedad creyó que un payaso se colaba en el panorama internacional; sin darse cuenta de que es un genio del show. El dueño de Fox ocultó en discursos incendiarios una política interna que ha llevado al país a los más bajos índices de paro. Y que ha hecho que el americano medio se sienta identificado con sus promesas.

En frente, un Joe Biden (que a las 3 de la tarde de ayer era el presidente electo) que con 78 años se prepara para el reto de su vida. Ahora, en caso de ser investido, tendrá que lidiar con el movimiento Black Lives Matter y las necesarias reformas administrativas y policiales que conllevará. Pero, sobre todo, tendrá que lidiar, con un país polarizado, con acusaciones de manipulaciones de voto, y que se ha dividido casi 50/ 50 entre republicanos y demócratas.

Un país que, además, está al borde del conflicto civil, que ya ha sufrido actos vandálicos y que ve como grupos de ciudadanos armados se han posicionado a uno y otro lado. Y eso en el año 2020, con el covid19 campando a sus anchas por el mundo y una crisis económica en ciernes que puede dejar en pañales al crack del 29. Así que, sea elefante o burro el que campe en la Casa Blanca, Europa sale perdiendo. Pero, al menos, Ferreras podrá descansar.