Javier Fornell

Al calor de la pérgola

La ciudad de Cádiz no puede permitirse el abandono en el que vivimos

Javier Fornell

La ciudad de Cádiz no puede permitirse el abandono en el que vivimos. El patrimonio de la ciudad es su principal fuente de riquezas en una urbe que casi carece de otras industrias. Pero, más allá de la importancia para el turismo, la trimilenaria tiene ... una riqueza cultural y artística con pocas competidoras en el mundo. Desgraciadamente, bajo la excusa de la pandemia, la inoperancia del Ayuntamiento de José María González ha mostrado su cara más amarga: la pérgola de Santa Barbara.

Es cierto que esta infraestructura tenía tantos detractores como defensores, pero no es menos cierto que había ganado un concurso y fueron los expertos los que decidieron que debía ser ese, y no otro proyecto, el que se construyese. Sin embargo, el gobierno de Podemos (acá Andalucía Adelante) lo convirtió en santo y seña de lo que debía criticarse, hasta que al final se ha convertido en reflejo de lo que es su falta de capacidad para con la ciudad.

La pérgola podría haber sido otra cosa si en estos cinco años de ‘kichinismo’ se hubiera terminado su entorno y se hubiera dotado de contenido. Pero no. Una de las zonas más bonitas de la ciudad se convirtió en un secarral en el que tan solo se completó un parque canino mientras los espacios verdes (¿alguna vez lo fueron?) se reducían a pocas plantas bajas y secas. Y esto, permitan el inciso, está siendo una constante en un ayuntamiento que venía dar un cambio sostenible: se cortan (que no podan) árboles debido al escaso mantenimiento de los mismo que ha llevado a convertir algunas zonas en selvas y otras en selvas muertas.

Pero, volvamos a la pérgola como reflejo de la inoperancia de este ayuntamiento. Incapaz de dotarla de contenido y de ofrecer un proyecto que pusiera un valor una estructura que no parecía tener un fin claro, perdió la oportunidad de crear una zona de ocio, al calor de un Teatro Pemán, ahora del Parque, que se ríe del estado de la pérgola mientras espera paciente su final.

Mientras eso ocurre, y como en casi cualquier rincón de la ciudad, los sintechos campan a sus anchas. Lo que ha pasado esta semana es un aviso a caminantes. El siguiente lugar en arder puede ser el Balneario de la Palma, el paseo de Canalejas, algún que otro soportal de la ciudad, o las propias Puertas de Tierra, parcelada y privatizada con el Ayuntamiento y la Policía Local mirando para otro lado.

Para colmo, la Pérgola había sido permutada con la UCA, junto al Pemán, y el Reina Sofía (ya plenamente operativo como rectorado), a cambio de un millón de euros del que mucho se irá en reformar el antiguo rectorado, sito en calle Ancha, y que cuando se concluya será Delegación de Cultura. Otro ejemplo de inoperancia y no saber hacer.

Al final, la pérgola es reflejo del modelo de ciudad: falta de mantenimiento, falta de proyectos, abandono, suciedad, incapacidad manifiesta de gestión, cesión de responsabilidad a terceros y acusar de todo al gobierno anterior. Y como la pérgola, el cartel de este alcalde también puede salir ardiendo debido a su constante ausencia del gobierno local.

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