Javier Fornell
Buenismo carcelario
Es cierto que en España nuestras prisiones están destinadas a reinsertar en la sociedad a sus usuarios, pero se olvidan de que hay personas, como el asesino de ese niño de nueve años, que no deberían volver a la calle
Vivimos en la sociedad del buenismo. En un mundo que considera que toda persona tiene capacidad de reciclarse y reconvertirse en lo que no es. Y esto, en la mayoría de los casos, es simplemente mentira. Existen personas que matan por placer, que violan por ... placer, que roban por decisión propia. Aunque eso no es nuevo, en el siglo XVIII, en Cádiz, un jefe de policía de origen italiano pidió que no se tuviera mano dura con los criminales y el crimen se volvió insostenible.
Se olvidó que desde que el hombre es hombre se han dado asesinatos. El más antiguo de la historia se dio en San Fernando hace 6.200 años, pero nuestra ciudad y nuestra provincia ha visto como la violencia y la muerte se han ido dando a lo largo del tiempo. Casos que demuestran que la violencia es innata en muchas personas y que muchos no deberían volver a pisar la calle. Sin embargo, en la sociedad del buenismo, hablar de cadena perpetua revisable se convierte en un tabú que nadie desea volver a sacar. Sí, es cierto que ya existe para algunos casos, pero los menos. De hecho, desde 2017 hasta hoy solo han sido condenados con esta prisión permanente revisable 27 personas. El problema es que solo se puede aplicar a asesinos, pero no, por ejemplo, a violadores. Y estos terminan reincidiendo casi siempre.
Lo hemos visto estos días en Laredo, cuando un violador reincidente ha arrancado de cuajo la vida de un crío de nueve años. Ahora, con el asesinato cometido, podrá ser condenado con esa prisión permanente, pero si se le hubiera aplicado antes ese niño seguiría corriendo por los parques. Desgraciadamente, no se podía hacer ya que nuestros políticos no tuvieron el valor suficiente para que esta pena pudiera recaer en cualquier criminal, sin importar el crimen realizado.
Es cierto que en España nuestras prisiones están destinadas a reinsertar en la sociedad a sus usuarios, pero se olvidan de que hay personas, como el asesino de ese niño de nueve años, que no deberían volver a la calle. Puedo aceptar, incluso, que algunos padezcan enfermedades psicológicas que los lleven a cometer sus atrocidades. En ese caso, debería estar en psiquiátricos, pero este país en el que todos somos buenos, estos han sido cerrados y solo en escasas ocasiones la justicia puede enviar a un centro a un enfermo mental. Así, las leyes buenistas han terminado maniatando a la sociedad que es incapaz de proteger a sus ciudadanos.
Es una lástima que ni en eso seamos capaces de llegar a un acuerdo. Ni tan siquiera en algo tan básico, que puede salvar muchas vidas, como que no salga de la prisión quien no tenga capacidad de vivir en sociedad.
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