Javier Fornell - Opinión
Adiós a El Farol
El 2020 ha traído tantos cambios en Onda Cádiz que uno no sabe qué pensar
Desde hace casi 15 años vengo colaborando desinteresadamente con Onda Cádiz, primero en la radio con Manoli Lemos y luego en televisión cada vez que tuvieron a bien llamarme. Y siempre he estado orgulloso de sentirme parte de este ente televisivo por una razón muy ... simple: cuenta con un grupo humano de técnicos y presentadores difícilmente superable. Pero, además, los medios técnicos les permiten realizar programas espectaculares como puede ser la retrasmisión del Falla.
Sin embargo, este año 2020 ha traído tantos cambios que uno no sabe qué pensar. El primero, con la pandemia de por medio, fue eliminar la tertulia de El Mirador, que dirigía entonces Miguel Velasco. Un lugar de intercambio de opiniones en el que compartí mesa e ideas con gente tan variopinta como Yolanda Vallejo, Francisco Piniella, Pepe Pettengui o Jaime Rocha. Era un lugar plural, en el que se hablaba de Cádiz sin censura (ni autocensura) y que nos permitía poner sobre la mesa lo bueno y lo malo que ocurría en este pequeño rincón. Me gustaría recalcar que era sin censura ya que nunca me sentí cohibido (ni con otro color en el ayuntamiento) para defender mis ideas.
Pero si algo me ha dolido realmente de lo que ha ocurrido con Onda Cádiz TV este año 2020 ha sido la supresión de El Farol. El programa conducido por Salvador Fernández Miró con la producción de Manuel Sánchez ha sido eliminado de un plumazo de la parrilla, sin previo aviso, con alevosía y con acusaciones de anticuado. Todo un derroche de saber por parte de la nueva dirección de la televisión municipal.
El Farol es un programa señero de las televisiones locales que, además, cumple con las funciones educativas, divulgativas, de entretenimiento y culturales que se le deben pedir a una televisión financiada con nuestros impuestos. Durante 12 años se han contado miles de historias que han permitido que gaditanos y foráneos conozcan mejor este rincón de tierra al sur del sur.
Lo mejor de este programa, además, es lo que no se veía: la formación continua que recibían un grupo de jóvenes historiadores, que iban programa a programa y de la mano de Manolo aprendiendo a convertir en divertido algo que siempre se había considerado aburrido. Esos mismos, me incluyo, que aprendían a soltarse frente a las cámaras para convertirse en embajadores de nuestra tierra mucho más allá de Cortadura.
Eso lo sabemos quienes guiamos y estamos a pie de calle. En mi caso, he llegado a ser contratado por forofos de El Farol, desde Madrid o Barcelona, para conocer historias poco conocidas de nuestra larga historia. Y es que este programa ha permitido también eso, sacar a la luz miles de historias casi imposibles acaecidas en Cádiz. Personajes, calles, hechos curiosos, palabras propias que veían la luz bajo el haz de este farol.
Para colmo, un grupo de investigadores locales entraron en contacto entre ellos, creándose sinergias positivas para el conocimiento de nuestra ciudad. Lo que convierte a El Farol en mucho más que un simple programa de tele para hacerlo un referente histórico. Esperemos que la nueva dirección recapacite y se vuelva a ver su luz.