Julio Malo de Molina
La isla del tesoro
El pulcro doctor Livesey puede asociarse a Albert Rivera, pues ambos se caracterizan por ser gente diplomática
Durante la ajetreada jornada electoral del 26 de junio pasado se escuchó por la Caleta de Santa Catalina, allá donde rompe incesante la marejada contra las piedras que fueron sillares de soberbios palacios y altivas torres, la voz de loro del espectro sin reposo del Capitán Flint gritando: ¡Piezas de a ocho, piezas de a ocho! Y yo he recordado cuando leía cada noche a mis hijos un capítulo de La Isla del Tesoro, el relato más apasionante que conozco, un libro cuya magia inagotable puede ser saboreada y vuelta a contar sin que pierda su irresistible fascinación. Recuerdo un juego con mis pequeños, aprovechar el vigoroso diseño de los personajes de la novela de Stevenson para asociarlos a gente conocida. Ahora se me ocurre que tal vez pudiéramos establecer ciertas semejanzas con personajes cotidianos; como entre Rajoy y el aristócrata John Trelawney quien financia la aventura para apoderarse de un tesoro que pertenece más a esos piratas quienes habían penado mucho por amasarlo. Y el prudente capitán Alexander Smollet pudiera ser antecesor de un Pedro Sánchez que también ha resultado herido en la refriega. El pulcro doctor Livesey puede asociarse a Albert Rivera, pues ambos se caracterizan por ser gente diplomática. El héroe del relato es Jim Hawkins que disfruta el sueño de la adolescencia previo a las imposiciones del mundo que han armado los adultos, tal vez Pablo Iglesias también ha intentado entender cómo conseguir el tesoro de los filibusteros.
Quien no tiene parangón posible es Long John Silver, cuyo enorme atractivo reside en la ambigüedad moral, pese a la cual siempre fue leal al joven Jim Hawkins a quien adiestra y protege lo que hace posible el final feliz de la aventura. La Isla del Tesoro es una reflexión sobre la audacia y tal vez por eso pienso de nuevo en la mejor novela al examinar de la situación política a que nos han conducido, tanto la tenacidad de los poderes establecidos, como las inseguridades de la población para recuperar el protagonismo que nos pertenece. El juego ha sido jugado y bien jugado, el tablero ha quedado con las piezas situadas de forma muy semejante a su colocación hace seis meses. El PP que en mi opinión siempre jugó a una segunda oportunidad sólo ha conseguido cuatro puntos más que le dejan en esa minoría mayoritaria con parecidas dificultades en alcanzar socios para configurar un gobierno estable.
Cuatro puntos que tal vez expliquen las playas de ese domingo soleado plenas de jóvenes juguetones y abstencionostas.
Con todo se consolida el final de una larga etapa diseñada por la Constitución de 1978, el bipartidismo ha quebrado para siempre y hoy en nuestro parlamento se sientan una amplia mayoría de diputados cuyas formaciones proponen en su programa reformar el marco constitucional. John Silver el Largo desde su retiro en Madagascar se sentirá muy satisfecho con el doble resultado y el nuevo panorama que se anuncia en España y en el resto de la Europa del Sur, el viejo pirata ama la mar como alternativa al mundo de la cotidianeidad que se desenvuelve en tierra firme, de ahí la atracción de las islas, como Capri con esa bella casa que proyectó el arquitecto racionalista italiano Adalberto Libera sobre un feroz acantilado para el escritor Curzio Malaparte en 1937, en cuyo terrado que domina la mar desde 40 metros de altura Brigitte Bardot rodó en 1963 ‘El Desprecio’, bajo la dirección de Jean Luc Godard.