OPINIÓN

Irene, Laura, Ana, Teresa, Marta, María...

El feminismo real, el no radicalizado, es el que ejercen cada día miles de mujeres que compaginan su vida laboral y familiar sin necesidad de recurrir al insulto ni al desprecio

Una de las participantes en la manifestación celebrada el pasado viernes en Cádiz Antonio Vázquez

Irene acude cada día a Atención al Cliente antes y después de bregar con sus dos hijas. Laura aún no tiene hijos, pero se multiplica por dos para trabajar y emprender. Ana es nuestra gran jefa, la directora general de nuestra empresa madre, y al ... mismo tiempo madre experta en ‘slime’. Esperanza es la directora de recursos humanos, horas y horas de curro. Y Marta la de comunicación, también madre reciente. Como Zoila, la directora comercial, que sabe un rato de compaginar familia y trabajo. Nuria, Verónica, María, Almudena, Sara, Miren, María S., Ana... son el alma de esta redacción. Magdalena e Inma en otras facetas. Marta, Cristina, Merceditas, Rocío, Mónica, Nieves, Montse, Rosario, Pili, Lourdes, Mari Carmen, Patricia, Amaya, Eloisa... mis compañeras de colegio desde chiquititas y ya mujeres hechas y derechas. Todas currantas como las que más. Brillantes como los que más. Ellas son mis referentes más cercanos del feminismo activo. De lucha real. Cotidiana. De pasos diarios y efectivos hacia la igualdad. De reivindicación silenciosa. Sin estridencias. De cómo la mujer sigue avanzando. Han recorrido un camino largo y complicado. Y siguen haciéndolo, porque son imparables.

Según vas ampliando el espectro siguen brotando mujeres. Talento. Está Teresa tratando de aportar conocimiento y algo de educación a sus alumnos en un colegio complicado. Carmen contribuyendo con su saber para nada menos que salvar vidas diariamente en la UCI del Puerta del Mar. O Sofía, que se enfunda cada día su uniforme de Policía Nacional para luchar contra la maldad. Y Ángeles, que desde la Fiscalía trata de enchironar a los que detiene Sofía. O Patricia, que una vez enchironados los custodia como funcionaria de Puerto III. Y si ampliamos aún más, también encontramos muchas de estas mujeres en política, por ejemplo. Está Teófila, que se ha reinventado como presidenta del Puerto de Cádiz. O Irene, que es la jefa en Diputación. Y Ana, que hace lo propio en la Junta. Fíjese, las tres instituciones con sede en la Plaza de España están lideradas por mujeres. Puerto de Cádiz, Diputación y Delegación del Gobierno andaluz. Y en la otra punta de la capital, en Zona Franca, la que manda es Victoria.

Todas estas mujeres, y las miles que usted conoce como ellas, son de muy distinto espectro social y político. Las hay más derechonas y más rojas. Mejor posicionadas y menos. Pero les unen, al margen del hecho de ser mujer, muchísimas otras cosas: talento, esfuerzo, capacidad de trabajo, inteligencia, aptitud, entrega... Ellas son las que ejercen de verdad el feminismo. Un feminismo sano, necesario, no politizado. Muchas de ellas acudieron de la mano a las manifestaciones del viernes. Y les aseguro que ninguna recurrió a los insultos, ni al desprecio, ni a pervertir el lenguaje, ni a la exaltación barriobajera de su órgano reproductor. No les hace falta. Su forma de defender sus derechos es otra. La que de verdad convertirá, ojalá que más pronto que tarde, la igualdad entre hombres y mujeres en una realidad.

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