El Apunte
La inmigración, sin medios ni previsión
El colapso y la improvisación han reinado en la crisis migratoria en un año para olvidar
2018 ha sido un año lleno de sobresaltos en cuanto a la inmigración se refiere. Un año intenso donde se han superado todos los récords desde que en el año 2004 se produjo en Canarias la conocida como ‘crisis de los cayucos’. En esta ocasión ... ha sido en nuestras costas. La orilla gaditana ha sido sin duda la que más he tenido que ver como cientos y cientos de personas hacían lo imposible con tal de pisar tierra española y dejar atrás miserias, guerras y hambrunas. Dejas atrás todo. Sus familias y su vida, para supuestamente buscar una mejor. Aquí, en la otra orilla.
Sin embargo, la atención que se les ha podido dar es la que se puede administrar en casos en los que la realidad supera con creces lo que se ha previsto. En estos últimos doce meses se han interceptado a más de 52.000 inmigrantes en Andalucía. Se trata de casi el triple que en 2017. Además, otros cientos de migrantes habrán llegado eludiendo cualquier tipo de control, por lo que esta cifra es solo orientativa. Alarmante en cuanto a los medios disponibles, pero inexacta.
Según los datos facilitados por el Gobierno, fechados el pasado día 17 y por tanto provisionales, los inmigrantes interceptados en Andalucía han sido 51.496 frente a los 18.379 del año anterior. A este dato hay que sumarle los 308 del Open Arms y los llegados a las costas andaluzas en los últimos días de diciembre. Cádiz lidera con Almería este ránking con más de 20.000 personas interceptadas o rescatadas. La primera gran oleada se produjo en verano pero durante todo el año, completo, han ido llegando pateras y más pateras. De todo tipo. Corriendo más o menos riesgo, pero intentándolo como fuera.
Y ante esta situación, el Gobierno, el anterior y el actual, ha ido actuando tapando agujeros. Improvisando. Y dejando en manos de las Fuerzas yCuerpos de Seguridad y de algunos ayuntamientos la responsabilidad en la atención. Se han habilitado pabellones cuando los inmigrantes tuvieron que pasar noches enteras al raso o en módulos habilitados, calabozos o en el mismo puerto por los suelos. De ahí que construyeran el centro de recepción de Crinavis, que, de nuevo, se vio colapsado al poco de ponerse en marcha. Y mientras, se han vivido escenas dantescas de cuerpos sin vida arrojados a la arena de los Caños o El Palmar. Esta situación necesita de una solución urgente y de una mayor previsión para no seguir llorando vidas perdidas.