Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

IMAGINE QUE PODEMOS...

Imagine entonces que desde las bases del Partido Popular se convocara una manifestación para rodear el Congreso

Ignacio Moreno Bustamante

Imagine sólo por un instante que ayer hubiese sido investido presidente del Gobierno de España Don Pablo Iglesias Turrión. Imagine que en las últimas elecciones unos cuantos millones más de españoles se hubiesen vuelto ya tarumbas del todo y por cosas de la aritmética parlamentaria hubiese sido posible un gobierno democrático de Podemos con canarios, vascos, catalanes... o con el PSOE que se abstuviera. Imagine entonces que desde las bases del Partido Popular –con la complacencia de sus dirigentes– se convocara una manifestación para rodear el Congreso de los Diputados, descalificando tan democrática alianza con ocurrentes eslóganes como ‘Democracia real ya’, ‘Gobiernan los comunistas’, ‘Paracuellos al poder’, ‘Investidura ilegítima’ o ‘Golpe de régimen’. ¿Qué no hubiésemos visto, leído y escuchado por parte de los propagandistas de la izquierda española? Fachas, fascistas, herederos de Franco... todo eso es poco. Cosas de la incongruencia. De la incoherencia de un partido liderado por un señor que insulta a sus oponentes desde la mismísima tribuna del Congreso de los Diputados y luego se pone digno cuando le dicen a él las verdades a la cara. De la incongruencia de una formación política que habla de vecinos y vecinas, de todos y todas, de ciudadanos y ciudadanas en el absurdo juego de la corrección política y luego da alas a los más violentos alentando escraches –cuando no tomando parte en ellos– o sonriendo a quien agrede a un policía. Son cosas de la absurdez de querer mantener un pie en la calle y otro en las instituciones cuando es del género cretino querer formar parte de un sistema que tú mismo deseas destruir. De la prepotencia de tratar de buscar en esa calle lo que eres incapaz de conseguir en las urnas. De retorcer el principio del derecho a las manifestaciones y a la libertad de expresión para convertirlo en una suerte de coacción y amenaza. De ahí al paso que dieron en su momento sus amigos de ETA, a los que defienden con denuedo, no hay un trecho tan largo.

Afortunadamente, nada de esto ocurrirá. No somos tan necios los españoles. Desde hoy comienza un periodo que va a ser complicado para España. Pero en el que se deben afianzar las bases de la recuperación económica para empezar a crecer. Y mientras tanto, los dos principales partidos de este país deben aprovechar para regenerarse. Los unos, para limpiar definitivamente la gravísima corrupción que ha vivido en su seno. Y los otros, para lo mismo y además, recuperar la confianza de sus votantes.Sólo así, cuando concluya esta recién estrenada legislatura, podremos aspirar a una cierta normalidad. Y a que los Pablos Iglesias, Rufianes, Garzones y demás sean lo que son en cualquier país avanzado: minorías que no aportan nada constructivo y con una representación residual. Porque, imaginen que ayer hubiese sido investido presidente de España Pablo Iglesias Turrión... por ejemplo.

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