Viva Andalucía
Toda la vida me he sentido gaditano, español y andaluz, por ese orden; históricamente nunca he encontrado grandes motivos para sentirme más unido a un almeriense o a un jiennense que a un leonés o un albaceteño
Gaditano, español y andaluz. Por ese orden. Así me he sentido siempre. No hablo de política. Hablo de sentimiento íntimo, de sensaciones personales inoculadas desde antes incluso de tener uso de razón. Imagino que a todo el mundo le pasa igual con su lugar de ... origen. Nuestra propia naturaleza nos hace sentir apego por lo más cercano. En primer lugar la familia, los amigos. Y luego la tierra en la que vives. Gaditano nací y gaditano me siento por los cuatro costados. Pese a no ser de La Viña, ni salir en Carnaval, ni pertenecer a ninguna cofradía. Esta es mi Patria.Aquí me crié, aquí crecí, me eduqué, me hice adulto y aquí hacen lo propio mis dos herederas. Y aquí trato de aportar mi granito diario para nuestro crecimiento y desarrollo. Como cada cual en su ámbito, desde el periodista al político, el abogado, el policía, el frutero o el pescador. Mi amor es incondicional, pese a ser muy consciente de los muchos y graves defectos que tenemos Cádiz y los gaditanos.
Siguiendo la lógica que guiaba mis pasos durante la infancia, lo normal es que después de gaditano, me sintiese andaluz. Sin embargo, no es así. Después de gaditano, de muy gaditano, me siento español, muy español. No de pulsera con banderita. Pero sí de estar muy orgulloso de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestro sistema de convivencia, de nuestra Transición, de tantas y tantas cosas que hemos hecho bien a lo largo de los siglos. Teniendo perfectamente claro, por supuesto, las muchas cosas que hemos hecho mal, muy mal. Pero soy de los convencidos de que vivimos en uno de los países más importantes del mundo, con un nivel de vida y desarrollo que nosotros mismos no sabemos valorar y que, increíblemente, algunos políticos y fanáticos de la ultraizquierda se empeñan en querer destruir y demonizar. No lo lograrán, en eso estoy tranquilo, porque España es muchísimo más grande que ellos, pero no deja de sorprender su tenacidad para estar todo el día con esa machaconería vulgar y cansina.
El caso es que mi sentimiento gaditano y español ha estado siempre a años luz de mi amor por Andalucía. Internamente nunca se me ha removido prácticamente nada que me identificara como igual con un almeriense o un jiennense. Al menos no más que con un leonés o un albaceteño. En mi imaginario personal Andalucía siempre se me había dibujado en la cabeza como una tierra en blanco y negro, con señores bebiendo en botijos sudando la gota gorda en un pueblo profundo de la Alpujarra. Una tierra subvencionada, de paguitas. La única nota de modernidad, el único color, lo aportaban los turistas alemanes o ingleses que venían a nuestras playas, con Torremolinos a rebosar de bikinis y coloridas camisas de manga corta. Nos guste más o nos guste menos, así ha sido durante las últimas décadas. Andalucía ha estado siempre a la cola del desarrollo en España y ya no les cuento de Europa. Quizá se dio un pequeño paso en los años 90 con la Expo de Sevilla como símbolo de la modernidad que llegaba. Pero enseguida aquella llama se apagó. Poco o nada de lo que sentirse orgulloso. Más bien al contrario.
Sin embargo, es innegable que los últimos años algo está cambiando. Y ahora sí les hablo de política. Están cambiando los medidores económicos, que no dan lugar a mucha discusión. Crecemos en empleo, en número de empresas, de autónomos. Peleamos con comunidades como Madrid o Cataluña, algo absolutamente impensable hace apenas cinco años. Desde más allá de Despeñaperros empiezan a mirarnos con otros ojos. Sin fiarse demasiado de nosotros, ciertamente, pues todo puede ser un espejismo aún más efímero que aquel de la Expo’92. Pero, por primera vez en mi vida, empieza a descubrir que Andalucía puede ser mucho más de lo que ha sido. Puede ser un ejemplo de modernidad. Y puede ser para todos los andaluces, no sólo para los que tratan de apropiársela con una bandera roja. O morada, en estos tiempos tan extraños. Viva Andalucía. Ojalá sigamos esta senda y algún día cercano empate con Cádiz y España en mi corazón.