Tres pilares, tres

La razón griega, el derecho romano y la moral cristiana es lo que diferencia a Occidente de países como Afganistán; y aunque estamos a años luz de ellos, en los últimos años parecemos empeñados en derruir los tres pilares de nuestra cultura

Líderes talibanes en Kabul. L. V.

Tres pilares sostienen desde tiempos inmemoriales la cultura de Occidente, a decir de los historiadores. Historiadores de verdad, no cuatro mequetrefes que creen serlo por haber sacado una licenciatura en Historia tras cinco años en la Facultad con un pañuelo palestino al cuello. Esos tres ... pilares son, a saber: el pensamiento racional, que nos legaron los griegos; las leyes, donadas por los romanos; y la moralidad, herencia del cristianismo proviniente de Jerusalén. La cultura helenística de Atenas se basaba en la lógica. Ellos establecieron la razón como principio para la argumentación y la discusión, y por tanto para las relaciones políticas. Más tarde, el Derecho Romano estableció un ordenamiento jurídico para regular las actividades de sus ciudadanos en su vasto imperio, sentando las bases para todas las leyes que vinieron después. Y el cristianismo, basado en comportarse según reza el Evangelio, busca como finalidad hacer siempre el bien, ofreciendo las pautas morales para saber comportarnos en la vida. Obviamente, esto último va mucho más allá de ser creyente o no, de ser católico o no, de tener fe o no. Se trata, sencillamente, de obrar con rectitud. O de al menos intentarlo.

‘Grosso modo’, estas son las tres patas que nos diferencian de numerosos países de Oriente, que basaron todo en el fanatismo religioso. Nunca tomaron decisiones fundamentadas en la lógica, nunca establecieron leyes justas y nunca antepusieron el bien a todo lo demás. Por eso, siglos y siglos después, seguimos viendo con enorme tristeza lo que ocurre en países como Afganistán, que siguen anclados en la más profunda Edad Media.

Visto así, con cierta perspectiva, los enormes defectos de los países occidentales y las no pocas barbaries vividas a lo largo de nuestros siglos –muchas de ellas cometidas precisamente en nombre del cristianismo– parecen bastante más leves. Pero no conviene apartar la vista del camino marcado por esos tres pilares, porque corremos el riesgo de repetir errores. En España concretamente, el pensamiento lógico y racional es un bien cada día más escaso, tan polarizados y divididos como estamos. Las leyes pretenden ser controladas por los poderes políticos, en lugar de ser al revés, con el peligro que sabemos que eso conlleva. Y la moralidad –insisto, más allá de las creencias religiosas de cada uno– está cada día más desvirtuada, más desdibujada, por culpa precisamente de aquellos que pretenden hacernos creer que son sus mayores defensores. Todos aquellos que dan lecciones sobre los más variados asuntos, desde el feminismo al ecologismo, el patriotismo o la homosexualidad, teniendo como único fin adoctrinar, revistiéndose de patético buenismo. En realidad, lo único que hacen es lanzar mensajes de odio, de confrontación, de resentimiento y de prejuicios. Es decir, todo lo contrario de lo que tratan de predicar.

Lógica, leyes y moral. No hay más. Si nos acercamos a esos tres pilares, iremos bien. Pero de momento llevamos al menos una década empeñados en derribarlos.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios