Tradicional y virtual
Duele ver cómo a estas alturas no pocos comercios gaditanos tradicionales siguen esperando a que el cliente pase por su puerta sin entender que sólo tendán futuro si se adaptan a los nuevos tiempos y a las tecnologías. Y ya van tarde
En cualquier profesión, una de las máximas fundamentales es saber reciclarse. La continua formación, el actualizarse, el saber por dónde avanza el sector al que cada cual se dedique, es imperativo para sobrevivir a lo largo de los años, décadas, que dura la vida profesional. ... En periodismo, por ejemplo, la esencia siempre es y será la misma, narrar la actualidad con rigor, con honestidad. Pero la forma de hacerlo, los canales por los que transmitir el mensaje, son muy diferentes ahora a como lo eran hace 50 ó 20 años. Y desde luego en nada se parecen a cómo lo serán dentro de otros tantos. En su momento la simple utilización de ordenadores fue una revolución a la que muchos no supieron adaptarse. Y se quedaron en el camino. Y lo que ahora es lo último, la plataforma Twitch por ejemplo, cuando queramos darnos cuenta habrá sido sustituida por otra. La tecnología, ni más ni menos, que arrasa. Y que en apenas 30 años ha revolucionado toda nuestra vida.
Ha pasado en todos los sectores. La industria, el turismo, la medicina, la cultura, la arquitectura, la gastronomía... todo está marcado por las nuevas tecnologías. Y sin duda, una de la mayores revoluciones es la que ha experimentado el comercio. A todos los niveles. Grandes multinacionales o pequeños comercios tradicionales. Una tienda física ya casi no es necesaria, no les digo ya en plena pandemia. Seguro que si analiza usted sus últimas adquisiciones de ropa, utensilios para su hogar, incluso comida, han sido por internet. Es tan básico, tan evidente, tan rutinario ya, que duele ver cómo aún quedan no pocos comercios gaditanos que todavía no han sido capaces de subirse a ese tren. Comercios entendidos como tradicionales con los que parece que no va la cosa. Como si para ellos estuviera prohibido evolucionar, modernizarse, sobrevivir. Algunos de ellos erigiéndose en poseedores de la esencia de no se sabe muy bien qué. Apoyados por políticos populistas e ignorantes con mensajes tan engolados como vacíos y peligrosos. Que no han visto una cuenta de resultados en su vida. Sin entender que un producto tradicional se puede vender a través de una página web exactamente igual que si se despachara detrás de un mostrador. Con una sonrisa, aunque sea virtual. Y que quien espere sobrevivir sólo con el público que pasa por la puerta está condenado a morir. El comercio gaditano atraviesa momentos dramáticos. Y sólo logrará superarlos cuando empiece a entender que su clientela no es únicamente la que pasea por la Calle Ancha de Cádiz, por la Calle Larga de El Puerto, la Calle La Vega en Chiclana o la Calle Real en San Fernando. Sino literalmente todo el planeta tierra. Sólo necesita un portátil, conexión a internet y llegar a un buen acuerdo con una empresa distribuidora. El resto es lo de siempre, lo que sí han demostrado que saben hacer: ofrecer productos de calidad y buen servicio al cliente. Pero por otras vías. Renovarse. O morir. Y ya van tarde.