Quien no sirve no vale

En estos duros momentos todos tenemos la oportunidad de ser útiles a los demás. De servir. De valer.

Un infante de Marina realiza labores de desinfección en un centro de salud de Ubrique. ARMADA ESPAÑOLA

Hace unos días, a propósito de la iniciativa puesta en marcha por la Subdelegación de Defensa en Cádiz para atender a militares jubilados, viudas y huérfanos durante estos inquietantes tiempos de pandemia, su responsable, coronel Joaquín González, me recordaba una frase tan sencilla como ilustrativa ... de estos tiempos: “Estamos para servir. Quien no sirve, no vale”. Ahora es cuando algún ‘ilustrado’, desde su atalaya de las redes sociales y desde el cobarde anonimato, tirará de wikipedia y recordará que esa frase es el lema de la Organización Juvenil Española, nacida durante el franquismo con sus camisas azules y boinas rojas. Facha, fascista y demás. Qué pereza de criaturitas. Se quedarán con la paja y desdeñarán el grano, para hacer honor a su nivel de inteligencia e intelectualidad.

Porque lo verdaderamente esencial de la expresión -eliminando cualquier lectura política- es que nos toca arrimar el hombro entre todos. Servir. Cada uno en lo suyo. La Subdelegación de Defensa a los que durante años también han servido a su país incondicionalmente, los médicos a sus pacientes, los periodistas a sus lectores, los policías a la ciudadanía en general, qué decir del ejército, que llevan semanas desinfectando instalaciones públicas, desde residencias a estaciones y aeropuertos. O del subteniente de la Armanda Javier Jiménez Páez, primer contagiado de coronavirus en nuestra provincia, que ya lo ha superado y se ofrece voluntario para lo que haga falta... pero no son las únicas formas de ser útiles a los demás. Hay mil y una formas de servir. Desde el vecino que se ofrece a hacer la compra a quien no puede salir a la calle, fundamentalmente personas mayores, al empresario que decide mantener el sueldo íntegro a sus empleados pese a no poder realizar su jornada al completo. O al menos opta por los expedientes de regulación temporal de empleo con la esperanza de que cuando dobleguemos al virus todos puedan reincorporarse a sus puestos de trabajo. Cada uno puede servir de muy distintas maneras a su entorno más cercano. Y más si tiene la suerte de vivir estos duros momentos desde una posición privilegiada. Lo decía el otro día el cantante Dani Martín en ‘La Resistencia’ -les recomiendo esa hora de entretenimiento televisivo diaria, una excelente forma de evadirse un ratito-. Él, músico reconocido y más que asentado profesional y económicamente, se siente en la obligación de ayudar sobre todo a su equipo de producción, a sus técnicos, que no lo tienen tan fácil. A los suyos. Nunca están de más las grandes donaciones y gestos altruistas. Pero si cada uno empieza a ayudar a su entorno más cercano, seguro que saldremos de esta antes y mejor. Tanto si eres militar como músico. Si lo haces por trabajo o por decisión propia. Si eres de derechas o de izquierdas, que el Covid-19 no entiende de ideologías. Se trata simplemente de servir. De valer.

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