Más de lo mismo
El presidente del Gobierno cambiará las caras, pero la realidad seguirá siendo la misma;y no es otra que quien de verdad manda son Podemos, Junqueras, Aitor Esteban y algún radical más
![Pedro Sánchez, durante su comparecencia de ayer para anunciar los cambios en su Gobierno.](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2021/07/11/v/1438564593-kbNB--1248x698@abc.jpg)
Cuando el equipo está ganando, no lo cambies». En la gigantesca lista de tópicos futbolísticos, esta máxima no es la más manida, pero está en el ‘top ten’. Le ganan «el fútbol es así», «no hay rival pequeño», «todos somos importantes, juguemos o no» y ... en los últimos tiempos –merced al Cholo Simeone– «tenemos que ir partido a partido». Pero pocas más. Y como todo tópico, por más denostados que estén, esconde una gran verdad. Y como todo tópico futbolístico, es aplicable en casi todos los órdenes de la vida. Por supuesto, en la política. El equipo de Pedro Sánchez no estaba bien. Era una evidencia. Hacía aguas por todos lados (perdón por el tópico) y el presidente ha tenido que hacer una escabechina en un intento desesperado de buscar algo de credibilidad. Tarea arduo difícil cuando España entera asiste prácticamente a diario a una mentira detrás de otra. Antes fueron la de no poder dormir con Pablo Iglesias como vicepresidente o la de que nunca habría indultos. La última, hace apenas una semana, su afirmación de que no entraba en sus planes remodelar su consejo de Ministros. Resulta que también, como en el fútbol, cuando un presidente ratifica a un entrenador es siempre la antesala de su destitución.
La revolución vivida ayer en La Moncloa no es más que la certificación de que el Gobierno de España va a la deriva, lastrado por sus socios comunistas y por independentistas catalanes y vascos. Han cambiado muchos nombres, pero el declive va a seguir siendo el mismo. La principal evidencia es que la lista de ministros de Podemos sigue intacta. Resulta un insulto a la inteligencia y una enorme falta de respeto hacia los españoles evidenciar de forma tan grotesca la división en el seno de su propio Consejo de Ministros. Antes que a Carmen Calvo, que a Ábalos, a Celaa, al gaditano Juan Carlos Campo o a su jefe de gabinete Iván Redondo, Pedro Sánchez hubiera deseado ‘cargarse’, por ejemplo, al inefable Alberto Garzón. Pero no puede, porque el podemismo le tiene cogido por ahí. En un principio, los ciudadanos asistíamos atónitos a tanta incongruencia, a tanto despropósito, a tanto desvarío. Ahora, ese asombro inicial ha dado paso simplemente al desinterés. El impacto mediático del mediodía de ayer, hoy ya prácticamente se habrá diluido. Alguien, en alguna empresa de maletines, serigrafiará los nombres de los nuevos ministros con los que se harán la foto en la escalera de La Moncloa y poco más. Todo seguirá siendo igual. Cambiarán los rostros, pero las mentiras seguirán siendo las mismas. A Pedro Sánchez tan sólo le ha faltado destituirse a sí mismo. Y ni por esas conseguiría que el Gobierno socialista ganara esa credibilidad que anda buscando. Porque la realidad dictará que quien de verdad manda, quien condiciona todas y cada una de las decisiones del actual Gobierno de España, siguen siendo los ministros de Podemos, además de Oriol Junqueras, Aitor Esteban y algún radical más.