José, Lola, Rocío, Paco, Chano
¿Se imaginan un lugar en el que rendir tributo conjuntamente a estos cinco gaditanos eternos, a estas leyendas del arte?
José Monge Cruz, Camarón de la Isla (San Fernando), fallecido hace 30 años y un día. María Dolores Flores Ruiz, Lola Flores (Jerez de la Frontera), fallecida hace 27 años, un mes y 17 días. María del Rocío Mohedano Jurado, ... Rocío Jurado (Chipiona), fallecida hace 16 años, un mes y tres días. Francisco Sánchez Gómez, Paco de Lucía (Algeciras), fallecido hace ocho años, cuatro meses y 28 días. Y si me lo permiten, para completar el repóker, añado a Juan Miguel Ramírez Sarabia, Chano Lobato (Cádiz), fallecido hace 13 años, dos meses y 28 días. ¿Puede haber más arte concentrada en cinco nombres, en cinco personas, en cinco mitos? Difícilmente. Todos ellos son contemporáneos. Coincidieron en el tiempo, pero nunca llegaron a juntarse físicamente los cinco. Al menos que se sepa. No hay testimonio gráfico de ello. ¿Se imaginan esa foto?
Este quinteto estuvo tocado por la varita mágica del arte más puro, más auténtico. Y los cinco nacieron en un área de apenas 200 kilómetros si trazáramos una línea desde el Jerez de Lola, a la Chipiona de Rocío; de allí al Cádiz de Chano, al San Fernando de Camarón para llegar finalmente a la Algeciras de Paco. Lo que viene siendo la provincia de Cádiz. Esa suerte tuvieron en vida, la de ser gaditanos, sin duda un factor determinante para llegar a ser lo que fueron. Pero también esa desgracia tras dejar este mundo , porque no hay provincia más desagradecida que la nuestra para con sus mitos y leyendas. Anoche se inauguró el Museo de Rocío Jurado. Al fin. 16 años, un mes y dos días han tenido que pasar para que ocurriera. Por culpa de todos y de ninguno. De la familia, por supuesto. De los políticos, evidentemente. Pero de todos nosotros, como gaditanos, también. Nunca, jamás, hemos sabido estar a su altura. A la de su legado. Ni en el caso de Rocío ni en el de Camarón –de cuya desaparición se cumplen justo tres décadas–, ni en el de Lola, Paco y Chano. Una pena, honda como la que ellos cantaban. Hemos hecho cosas sueltas, sí. Algo en Jerez, quizá en La Isla, ahora en Chipiona. Prácticamente nada en Cádiz o Algeciras. Quizá aún estemos a tiempo. Mientras haya vida habrá esperanza, porque los cinco serán eternos. Pero en algún momento habría que plantearse que Cádiz –España entera, pero sobre todo Cádiz– está en deuda con ellos. No debería sonar a utopía que en algún momento pudiéramos contar con algún lugar en el que rendirles homenaje conjuntamente. Un lugar que fuera una referencia mundial del flamenco, de la copla, del cante y del baile. Que no todo ha de ser carnaval. Hace falta coraje, iniciativa. Alguna institución que tire del carro. Diputación. La Junta. Todas. También iniciativa privada. Y sobre todo nosotros. La gente, que diría el otro. La sociedad. Reclamarlo con denuedo –que bonita palabra, denuedo–, con brío, con insistencia. Lo merece su memoria y lo merecemos nosotros, sus paisanos. Debemos estar muy orgullosos de ser gaditanos como ellos. Y además, sería sin duda una gran oportunidad. Desde el punto de vista turístico, por ejemplo, ahora que hablamos tanto de desestacionalización. De atraer visitantes todo el año por medio de nuestra cultura. Imagínese la cantidad de gente que vendría a rendirles tributo. Ese lugar sería nuestro Guggenheim, nuestro Museo del Prado, nuestro Museo Picasso. Pero no ocurrirá. Estamos en Cádiz. Seguirán pasando los años, las décadas. Haremos cositas, por cumplir, pero sin pensar en grande. Sin estar a su altura. Ni a la del arte de Lola. Ni a la de la voz de Rocío. Ni a la del quejío de José. Ni a la de la guitarra de Paco. Ni a la de los cantes de Chano.
El mundo será testigo / de lo que yo soy pa ti / esto que haces conmigo / te tendrás que arrepentir / queriéndote te maldigo. ¿A quién le cantaba Camarón? ¿A su tierra quizá?