De incendios y pasarelas
El alcalde de Cádiz ha alcanzado la excelencia: lo mismo afirma que los compañeros de trabajo son convivientes, que tuitea de Carnaval mientras arde el hospital. O nos ilustra con lecciones sobre el buen feminismo y, por supuesto, sobre periodismo
El pasado miércoles, a las 19.48 horas, recibimos en la redacción de LA VOZ el primer aviso de que una habitación de la sexta planta del Hospital Puerta del Mar –una de las habilitadas para pacientes Covid– estaba ardiendo. En ese preciso instante, la ... Policía ya estaba en el lugar de los hechos tratando de detener al causante en medio de las llamas y de una intensa humareda. Pocos minutos después, se personaban en el lugar el subdelegado del Gobierno, José Pacheco (PSOE), y la delegada de la Junta, Ana Mestre (PP). Ambos improvisaron una reunión de emergencia con el director del centro y con los responsables de los cuerpos y fuerzas de seguridad, analizando la situación y valorando la posibilidad de evacuar a cerca de 60 pacientes con coronavirus al Hospital San Carlos, en San Fernando, algo que felizmente al final no fue necesario. También un buen número de redactores, fotógrafos y operadores de cámara de televisión cumplían con su obligación de informar con rigor y en coordinación con sus respectivas redacciones. Y exactamente a las 20.28 horas, en plena vorágine, el alcalde de la ciudad tuiteaba desde el sofá de su casa: «Qué bellísimos recuerdos los que evoca mi querido amigo @Bienvenido_es en el programa de hoy. ¡Ay madre mía! #ElPalcodelFalla12». Para justo 22 minutos después, a las 20.50 horas, tirar de nuevo de tuiter y lanzar un mensaje informando de que la situación estaba ya controlada, algo que sabía tras hablar con los técnicos de ‘Urbanismos’ (sic), al tiempo que agradecía su intervención a bomberos y policías y mandaba ánimos a sanitarios y pacientes. Todo, desde el sofá de su casa de La Viña. Este mismo alcalde es el que justo antes de navidades era ‘pillado’ en una terraza con varios de sus asesores sin mascarilla y sin guardar la distancia de seguridad. El mismo que se justificó diciendo que no había ningún problema ya que los compañeros de trabajo son «convivientes». Y el mismo que ayer volvió a cargar contra LA VOZ calificando de «bulo» una noticia que, en su extraño delirio, él mismo confirmaba que es cierta, la existencia de un «Informe de impacto de género en el proyecto de sustitución de las pasarelas de madera sobre el cordón dunar de la playa de Cortadura». Informe que, según sus palabras, concluye entre otras cosas que hay «mujeres que van a la playa con carritos» y que «no es lo mismo ir a la playa con el carrito de un bebé que cuando tienes 18 años con tu pandilla». Cabe suponer que todo esto lo aprendió en su etapa de hamaquero, de la que tanto presume en su currículum. Y en la de sindicalista liberado quizá aprovechó para hacer un cursillo acelerado de periodismo que le otorga la potestad de dar lecciones. Por eso, él determina qué es cierto y qué no. Además de intuir lo que «molesta» a según qué medios de comunicación. Asegura que la dirección de este en concreto, LA VOZ DE CÁDIZ, «apesta a Brummel y puro». Desde el mayor de los respetos a la empresa fabricante de dicha colonia, no es mi estilo. Y lo mismo con los puros, soy más de Ducados. En cualquier caso, y como decían los ‘Los Titis de Cai’: «Huelo a erizos y ostiones, que es ‘mejooooooó’ que ‘olé’ a sudor».
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