Gracias por nada
David Navarro pasa a engrosar la nómina de los que vinieron a regenerar la política en Cádiz y se marcharon sin que se les conozca gestión alguna que haya redundado en beneficio de los gaditanos; igual que pasará con los que aún siguen ahí
¿Usted me ve a mí nervioso? ¿Usted me ve nervioso?». Con esta frase, entonada con aire de suficiencia y media sonrisa en los labios, respondía David Navarro a una periodista que le preguntaba por la venta del hotel del estadio Ramón de Carranza en ... una rueda de prensa allá por el año 2015. La cuestión venía al caso ya que una de las primeras promesas incumplidas por el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz fue precisamente esa venta, que debía ayudar a sanear las arcas municipales. Esta semana, un lustro después, el que fuera concejal estrella de Kichi se ha marchado de la política por la puerta de atrás. Y con el hotel sin vender.
Durante el primer mandato de Podemos, ahora rebautizado como Adelante, David Navarro fue el concejal con mayor poder, sólo superado por el propio alcalde. Tras años como agente de la Policía Local y administrativo en las oficinas de San Juan de Dios, de un día para otro pasó a ocupar un despacho desde el que manejaba millones de euros como responsable de Hacienda. Sus fracasos fueron sucediéndose uno detrás de otro. El más sonado, sin duda, el de incluir esa venta del hotel en el capitulo de ingresos del presupuesto sin haberlo vendido. Motivo por el cual, obviamente, el Tribunal de Cuentas lo tumbó. Vinieron más, incluso denuncias por presunta prevaricación, y no se le conoce gestión alguna que haya redundado en beneficio de los gaditanos. La milonga de la reducción de la deuda, para quien se la quiera tragar. Lo que sí es constatable es que servicios básicos de la ciudad que dependían de él se han visto claramente mermados. Navarro sólo fue capaz de sacar adelante un presupuesto en cuatro años, y fue gracias al PSOE, al que tuvo que hacer concesiones que él mismo dijo que jamás haría.
Con tan brillante trayectoria, en este segundo mandato, Kichi le relegó a la quinta fila de su equipo. Y para más inri, aupó a su ‘enemigo íntimo’ Martín Vila, con el que años antes había perdido las primarias de Izquierda Unida. Y por eso David Navarro deja la política. Porque ya es uno más del montón, ya no atrae a los medios, ya no tiene la oportunidad de ponerse gallito con periodistas en ruedas de prensa. Se marcha apenas un año después de las municipales de 2019, habiendo tenido que prorrogar el contrato de la basura por quinta vez ¡¡quinta vez!! y con sus excompañeros de la Policía Local de uñas y negándose a prestar numerosos servicios por su incapacidad para resolver problemas, para gestionar, para negociar. Ahora David Navarro pasa a engrosar la nómina de concejales que jamás debieron ocupar cargo de responsabilidad alguno. La lista está compuesta por ¿se acuerdan? María Romay, Adrián Martínez de Pinillos, Manuel González Bauza, Laura Jiménez, Ana Camelo... los que vinieron a regenerar la política en Cádiz, a acabar con el problema del paro y la vivienda, a trabajar con transparencia. A todos ellos el tiempo los puso en su sitio. Como pondrá a sus sucesores, los actuales dirigentes de la ciudad, que tampoco dejarán ningún legado, más allá de un par de cambios populistas de nombres de calles y un carril bici financiado por la Junta. Así que, a todos ellos, a los que ya se fueron y a los que se irán, gracias por nada.